viernes, 30 de abril de 2010

" Cruz de Navajas "

Cierra los ojos por un momento.
Su cuerpo se estremece al contacto de las manos de él, son manos expertas que la hacen llegar a lo máximo. Ella lo ha podido comprobar una y mil veces, sólo tiene que dejarse ir mientras que los dedos de él aprisionan sus pechos voluptuosos, sus aureolas se endurecen al sentir unos labios ansiosos, su espalda se arquea pidiendo más, implora, necesita, su boca se abre, el aire comienza a faltar en su interior mientras que un fuego inmisericorde la abrasa, se muestra solícita a sus caricias, las caderas se retuercen, sus manos buscan el cuerpo del hombre, pero éste se libera y comienza el descenso de los besos hacia el placer infinito.
Ella siente ganas de chillar cuando él aprieta con rabia su culo, su lengua llega hasta lo más preciado de ella. Primero navega por su bosque infinito, se extasía ante la imagen, luego sigue buceando, sondeando el clímax hasta que sus labios se apoderan de su clítoris y se ensañan cual fiera insaciable en las paredes de su insondable cavidad.
Chilla, grita, se debate entre el placer y el infinito cuando él la penetra con fuerza, la hace mujer, ambos se unen en la historia repetida miles de veces, siempre igual pero siempre distinto. Sus bocas se unen, labio con labio, lengua con lengua, sexo con sexo, placer con placer.
Un cuerpo cae derrengado sobre ella. La misma historia de siempre, el egoísmo hecho sexo. No besos, no caricias, no amor, no placer, no, no, no, y mil veces no. Abre sus ojos a la realidad,otra noche más. Ni la fantasía en su mente ha podido esta vez.
En la radio suena una canción de Mecano: " ... y María se moja las ganas en el café...
Casualidades de la vida.

2 comentarios:

Reyes dijo...

¡¡¡No soporto a Mecano!!!
Tu texto, magnífico, como siempre.

Unknown dijo...

Estupendo texto Manel, me gusta como me ha encantado tu libro.
Un abrazo.