domingo, 22 de noviembre de 2009

Mis papás

Pero hijo, ¿ A estas horas vas a salir ?. Si quieres te hago una tortillita y un poco de caldo que tengo en la nevera.
El hijo la mira con gesto condescendiente, se acerca y le da un beso en la frente.
- Mamá, voy a cenar con unos amigos y después iremos a dar una vuelta por el centro.
Ten mucho cuidado con la bebida, que sabes que te sienta mal. Y los controles, que la Guardia Civil que se pone a hacerlos de madrugada.
Deja al chiquillo, que ya es mayorcito. El sabe lo que se hace.
- Cuidado con las pelandruscas.
Ella peina canas, bastantes, tiene el pelo suelto, lleva un babi con colores pálidos y unas zapatillas gastadas.
Mira a su padre, Julián, que le sonríe y suelta una carcajada sonora.
- Sí tú ríete, que luego pasa lo que pasa. Cualquier día llega una cualquiera con un niño en brazos y nos dice que el niño es tuyo.
El padre está sentado viendo la televisión, ronda los sesenta, el tiempo ha marcado sus rasgos físicos.
Mamá. que tengo cuarenta y cinco años. No te preocupes por mí.
Coge la cazadora del perchero, besa a Julián en la cara y da un abrazo intenso a María.
Os quiero.
Cierra la puerta suavemente.
Mientras baja en el ascensor se mira al espejo y dice: No ha sido mala idea lo de la adopción.
Hijo único, solitario, con unos padres que murieron cuando él tenía quince años, decidió que tenía que buscar el cariño familiar y lo encontró. Y el amor fue mutuo.

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