martes, 12 de julio de 2011

A un amigo que se fue

La semana pasada fue un poco dura para mí, ya lo habréis notado quienes seguís a este humilde contador, porque apenas llevo dos semanas sin escribir nada, pero el trabajo primero, luego las obligaciones que uno mismo se crea y los acontecimientos te hacen ir de un lado para otro sin saber muy bien donde siquiera estás.


Si algo hay que agradecerle a las nuevas tecnologías es enterarte de las noticias en tiempo real, a veces, demasiado pronto, sobre todo si son malas. Facebook me permitió el viernes pasado, enterarme por desgracia, de que un amigo había fallecido en Barcelona.


Al principio me quedé desconcertado, despistado, no podía creérmelo, más aún si ocurre de una forma tan tonta y sorpresiva, pero fue así, la vida es tan corta que a veces la otra nos espera encima de un falso techo para llevarnos para siempre.


Por eso, cuando han pasado ya varios días, quiero decirte, amigo, que te recordaré como ese hombre cachondo que se reía de sí mismo, que bajo esa gran figura, se escondía un ser con un corazón inmenso, al que la vida lo mandó lejos, muy lejos, allá arriba, a Cataluña, como los emigrantes de los años 70.


Los que tuvimos la suerte de conocerte, estamos orgullosos de que hubieses compartido momentos con nosotros, y lo mejor que puedo decirte es que no te olvidaremos jamás, eso tenlo por seguro.


La última vez que te vi estaba muy reciente mi cáncer, hace ya quizás más de un año, pero recuerdo ese abrazo sincero que se le da a quienes aprecias, con ello me quedo.


Hasta siempre, Javier.


1 comentario:

un crochet andalou dijo...

Ha sido una mala noticia...muy mala...
Viene a onfirmarmos que estamos aqui de paso...