jueves, 23 de julio de 2009

" Don Juan en los Cielos o en los Infiernos "

Cada día hay situaciones que me sirven de inspiración.

Los cafés dan para mucho, sobre todo si lo tomas en buena compañía. El de ayer me inspiró esto.

Esta historieta va dedicada a ti, H...

Ah, te creías que iba a decir tu nombre. Bueno esta vez no lo diré, pero prometo repetir tus andanzas en otras ocasiones.

En la habitación de un hotel del Barrio de Santa Cruz un hombre y una mujer sacian su amor a plena luz del día.

Ella no vive allí pero regularmente transita por sus callejuelas, él podría decirse que sí, aunque no exactamente.

El destino quiso que sus miradas se encontraran entorno a una fuente sin agua.

Tras varios encuentros más o menos fortuitos en la calle, alguna visita de trabajo como excusa, acaban los dos en la cama.

Ella se desvive por él:

Don Juan, por dios, tomadme otra vez. Quiero morir de amor con vos.

Claro que sí, bella dama, cumpliré vuestros deseos con la mayor diligencia que mi cuerpo me lo permita.

Tras varios minutos de caricias, ambos consuman el acto, más bien, él la posee con toda su maestría, que es mucha. Ella toca el cielo con sus manos.

Don Juan, quisiera haceros una pregunta, pero no me atrevo.

Pues no os atreváis, que quizás sea demasiado indiscreta.

Pero una gran inquietud recorre mi cuerpo y casi no me deja respirar. Contestadme, don Juan, os lo ruego, ¿ Vos me amáis ?.

Pues claro que sí doña Inés.

Pero, ¿ Cómo , cuanto ? .

Todo lo que un hombre sea capaz de amar a una dama como vos.

¿ Seríais capaz de dejarlo todo por mí ?.

¿ No os parece que son demasiadas preguntas para el primer día ?.

Pero, don Juan, yo os amo con toda mi alma, sería capaz de bajar a los infiernos por tener vuestra alma, vuestro cuerpo.

Yo también, doña Inés.

Pues desde este momento lo tengo decidido.

¿ El qué ?

Cuando salga por las puertas de este hotel, comunicaré a mi marido que he terminado con él.

Don Juan empieza a sudar, pero no pierde la compostura. Tiene la impresión de que esa historia la conoce ya de sobra, ha perdido la cuenta de las conquistas, luego vendrán las visitas a todas horas, las súplicas, las cartas desesperadas.

Contesta: Pero si hace un mes solamente que nos conocemos.

Suficiente tiempo para darme cuenta que vos sóis el hombre de mi vida, con quién quiero pasar cada noche.

Porqué no continuamos amándonos y el tiempo lo dirá.

Doña Inés comienza a llorar.

Don Juan, de verdad que no seríais capaz de aceptarme en vuestra casa, vos, que sóis una persona desprendida, sin pareja a la que dar explicaciones.

Inés, yo os amo, pero a mi manera.

Seguramente no es la primera mujer que ha yacido con vos en estas sábanas, decídmelo o moriré de celos y angustia.

Vos sóis la única que estas sábanas, sobre la que ahora nos revolcamos, han visto y verán. Ninguna mujer ha compartido cama conmigo aquí.

Os creo.Quiero que me améis siempre.

Así será, mi dueña.

Las palabras dejan paso a los gemidos, los suspiros, las caricias.

Al caer el sol, exhaustos, salen de la habitación, don Juan vuelve a entrar en ella un momento.

Junto a la almohada, en la pared hay marcadas muchas rallitas verticales alineadas.

Don Juan saca una navaja del bolsillo y hace el surco de una más.

Sale y se besa apasionadamente con doña Inés.

No hay comentarios: