domingo, 8 de agosto de 2010

Rutina

Domingo, doce de la mañana, mesa de terraza en una calle tranquila de Chipiona.
Suena un dado dentro de un cubilete rojo, cae al fin.
Seis.
La mano derecha del hombre mueve la ficha roja y vuelve a tirar.
Cinco.
Ella repite la operación con su cubilete amarillo.
Tres.
Su segunda ficha roja alcanza a la tercera de él y la manda a la salida.
Nadie habla.
Se oye la caída del dado sobre el tablero.
No hay signos de alegría en su rostro cuando ella gana la partida.
Ni siquiera se miran.
Ambos peinan canas.
La rutina juega la partida siguiente, y la otra, y la otra.
Y gana.
Esta es una historia verídica, ha estado vagando por ahí un año hasta que hoy se decidió a salir.
Un domingo pasé por una calle vecina y me paré un momento a ver una pareja jugar al parchís.

1 comentario:

Reyes dijo...

Tendrías que pasearte por La Habana, todo el mundo con un ajedrez.

Besos.