. Abro los ojos y veo mar a mi alrededor. El sol se marcha tras el horizonte, yo me quedo aquí. Otra noche más no sé si podré soportarla, aunque sea por amor propio debo sobrevivir. No siento los brazos, mi ropa son puros jirones, tengo llagas en la espalda y la madera a la que me agarro es mi única compañía.
He perdido la cuenta de los días que llevo sin probar nada de comida, ni un maldito mendrugo, el agua de mar me hace más mal que bien pero no tengo más remedio que beberla.
Ni los peces vienen a visitarme.
Aún tengo la esperanza de que algún barco pase cerca y pueda rescatarme.
Aunque sea, sólo eso, esperanza.
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