sábado, 5 de diciembre de 2009

Mañana

Mañana me gustaría llevar a mis hijos al colegio, desayunar el café tan maravilloso que hace Fernando, besar a mi mujer cuando llegue del trabajo, disfrutar de una buena siesta en el sofá, leer un buen libro en el parque, volver a casa, cenar mi comida favorita y abrazarme a mi esposa en la cama.
Todo eso lo haría si no estuviera colgado a cuatro mil metros en esta maldita montaña helada, si tuviese comida, si no me hubiera roto el brazo derecho y si no llevara diez días así.
Pero para mí no hay mañana.

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