lunes, 7 de abril de 2014

" Mi última amante dos "

Se lo dije: con ella no ibas a ningún lado.

No te correspondía.

Nunca fue para ti.

Pero claro, una siempre es la mala.

Que si, mamá soy mayorcito, ya tengo edad para hacer con mi vida lo que quiera, tengo un trabajo y una casa, soy independiente, voy peinando canas, y todas esas historias que a mí, a su madre, a la que lo parió no me convencen.

Podías haberte casado con Mari, esa muchacha del pueblo tan mona, un poquito chapada a la antigua, sí, pero discreta como ella sola, siempre con faldita de la rodilla para abajo, no se metía con nadie, incluso trabajaba en un taller de costura, era lo que se decía, una mujer de su casa.

Desde que te viniste a la ciudad, cuando faltó tu padre, que en gloria esté...

Bueno, que esté con  Gloria, Pepi, o quien le dé la zorrísima gana.

El muy...

Me callo, que me caliento y al final, quién se tiene que tomar la pastilla para los nervios soy yo.

Si le doliera la cabeza cada vez que me acuerdo de su p... madre, te juro que no salía de la cama de una habitación oscura y sin ruido.

Como te decía, la ciudad ha sido tu perdición.

Y maldita la hora en que me vine aquí, dejé el pueblo y compré esta casa para tu hermana y para mí.

Esa pelandrusca no, con la crestita a lo moderno, yo sabía que te llevaría a la perdición.

Y ahí estás, perdido como mi primo Bernardo cuando entró por primera vez en un Continente.

Que una vez que estaba dentro no sabía salir, sin compra ni nada.

! Ay, hijo, contesta a mis llamadas !

Me has vuelto a mentir, me dijiste que te había dejado por otro más " gallito que tú ".

Seguro que andarás arrastrándote pidiendo que vuelva contigo.

No, no y no.

No hay comentarios: