lunes, 21 de abril de 2014

" Cien años de Soledad "



La primera vez que llegó a mis manos " Cien años de Soledad " lo devoré como quién come un asado bien hecho a la parrilla.

Lo saboreé con tanta delicia como los helados de dulce de leche que tomamos en Puerto Madero, allá en mi segunda patria, Buenos Aires.

Me enamoré de sus personajes al igual que lo hice de los argentinos por cada lugar que visitamos, cada encuentro con la gente más encantadora del mundo, y lo digo con rigor de haber conocido a muchos y en diferentes lugares del país.

Aspiré sus olores como aquellos tres días de ensueño en Iguazú, donde el verdor de la selva inundaba todo, mezclado con la furia del agua al caer por las cataratas.

Descubrí el amor por la literatura, nos embebimos de ella en el Café Torttoni, paso obligado de los poetas, de los escritores, de los músicos y hasta de los exiliados españoles.

Con Gabriel García Márquez nació mi pasión por escribir y con ella moriré.

Gracias, maestro.

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