domingo, 6 de octubre de 2013

Madrid, 1937

Ciudad sitiada, Julio de 1937, una familia adinerada de la capital, de esos que adornan las paredes con cuadros de valor, cuyas propiedades no escasean, ni tampoco las carteras de bolsos y chaquetas del hombre y la mujer de la casa.

Dinero sí, pero nada que comprar, donde, los colmados vacíos, la gente tiene miedo y huye de la capital, un niño sale a la calle a buscar un mendrugo que llevarse a la boca.

;Madrid, ciudad del hambre.

En las escaleras del Metro de Gran Vía apenas pasa nadie, hace frío, el invierno está siendo duro y los pocos que pasan apenas miran un pequeño brazo que se estira pidiendo algo que comer.

Pasan las horas, los días y el chico sigue allí, ya en forma de estatua helada, y sigue ignorado..

Madrid, escenario de la tragedia de una familia con dinero, pero sin  comida, que arrastrará para siempre la muerte del único hijo que murió pidiendo un poco de pan.

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