domingo, 4 de diciembre de 2011

Oda a mi gato

A ti, fiel oyente de mis desvelos.

Corazón inflado de paciencia.

Siempre estás ahí para oírme.

Nunca te quejas.

Tus pequeños ojitos negros parecen escrutarme y yo siento como me comprendes cuando me quejo de la vida tan asquerosa que llevo.

Para qué querer a otros, chuchos que me crearían otras obligaciones y que seguramente no serían capaces de entenderme.

Cuando llego a casa sé que estarás detrás de la puerta esperándome con la colita estirada, que yo te cogeré en brazos y te pondré en nuestro sofá.

Veremos juntos las películas, siento que eres mi mejor amigo, mi único amigo.

Por eso, te tengo que decir aquí y ahora algo que ni siquiera he sido capaz de confesar a ninguna chica.

Te quiero Lucas.

Te quiero, pequeño gato de porcelana.

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