jueves, 22 de septiembre de 2011

Puta

¡ No me gustas, eres demasiado fría ¡.



La chica agachó la cabeza, terminó de vestirse y dirigió una última mirada al hombre que permanecía tumbado desnudo en la cama.



Siente que le ha defraudado, que su frágil pero a la vez atractivo cuerpo de muñeca rusa no ha servido para conquistarlo, para hacerle vibrar como él quería, para que él sintiera el poder del macho, para que su ego se viese reforzado por lo menos un rato.



Maldice por lo bajo en su idioma, porque sabe que el hombre no la va a llamar más, porque él buscará la satisfacción sexual en otras chicas más calientes, quizás sudamericanas, esa que no encontró con ella, el desfogue fuera del matrimonio, el poder hacer con ellas lo que con sus esposas ni siquiera se atreven a proponerles.


Seguramente el hombre se marchará en diez minutos del apartamento de alquiler, poco le importa a ella, maldice de nuevo esta vez más fuerte, y un par de lágrimas caen por su cara.


El la mira con lástima, ella presiente la paliza que recibirá seguramente de su chulo.

La puerta se cierra.

No hay comentarios: