sábado, 31 de mayo de 2008

" El buscador de cafés"

Hoy vuelvo tras casi una semana, pero las obligaciones familiares imponen, sobre todo si tienes un bebé con apenas veinte días y es el tercero. Pero lo hago con ganas.
Uno de mis vicios declarables y declarados es que me gusta el café, mucho, demasiado diría yo. Y no es que abuse de ellos, porque al día no paso de tres, pero es una afición que intento cultivar.
Cuando estudiaba y vivía en Cádiz, hace ya algunos años, por las tardes, con mis amigos Pomares y Bienve, solíamos buscar por el casco antiguo bares donde pusieran buen café y además tuvieran chispa. Alguna que otra vez nos pegaron buenas clavadas, sobre todo para un estudiante. Pero sí es verdad que aparte de enamorarme de La Tacita de Plata, descubrimos rincones especiales donde el producto era tratado con cariño.
Ya llevo varios años en Sevilla, por mi trabajo me muevo diariamente por el centro y aledaños, pero no conozco muchos lugares donde el café se pueda paladear en buen ambiente. No hablo de los oficiales, pues en los Cafés de Indias están espectaculares, me refiero a esos bares, cafeterías, restaurantes o incluso tascas donde uno pueda salir de allí diciendo " qué bueno estaba el café con leche que me he tomado".
Reconozco que no soy ni mucho menos un entendido en el tema, y menos si el café me lo tomo con leche y no solo, pero sí que para mi es un placer una buena taza degustada sin prisas y en un lugar diferente.
El café de batalla lo uso como despertador, pero es otra cosa.
Por eso, si te acuerdas de algún lugar donde hayas disfrutado del café te y me lo quieres comentar te lo agradeceré.
No tiene que ser Sevilla capital, cualquier lugar me vale.
Prometo enviarte un comentario cuando lo descubra.
Quiero que leas esto:
“ El Mejor Café del Mundo “
Hace varios años, en uno de mis frecuentes viajes en los autobuses de Comes, viniendo de Cádiz en dirección a mi pueblo, cuando ya habíamos pasado el primer cruce, dos mujeres hablaban en los asientos de delante y una dijo una frase que se me quedó grabada para siempre: “ Mira Facinas, el sitio donde hacen el mejor café del mundo “.

Callé y sonreí.

Aunque no mencionaron el lugar del pueblo donde habían disfrutado, a mi no me quedó ninguna duda de que hablaban del bar Perea.

Desde entonces he probado muchos cientos de cafés con leche en diferentes lugares de la geografía española, pues es una de mis pasiones y he llegado a la conclusión de que lo que dijeron aquellas personas era una gran verdad.

No sé si será la molienda, el agua, la máquina, la limpieza, el propio producto en sí que es bueno, o un poquito de cada cosa, pero el resultado no puede ser más bueno.

Y no lo digo por hacer patria, pero es un verdadero placer disfrutar del aroma, de la cremosidad y de la medida justa del vaso, que hasta eso lo hace diferente.

A lo mejor cuando le preguntaron a Zapatero por el precio del café, este había estado tomándolo en el bar de Perea de incógnito, porque en pocos sitios ya se lo puede encontrar a menos del euro.

Pero creo que el gran secreto del buen café está en las manos de quién lo hace. El mimo con el que trata Domingo a cada vaso que se le pide se aleja mucho de las grandes tiradas de café a mansalva con máquinas hechas para dar muchos servicios pero que abandonan la calidad.

El café de Perea transmite cariño y profesionalidad de su creador.

Quizás a veces nos tengamos que alejar un poco, mirar con perspectiva las cosas que nos rodean y darle su justa medida.

Y en este caso démosle el valor que tiene el trabajo bien hecho.
Invito a todos a que algún día lo probéis.

1 comentario:

Paloma Contreras Pulido dijo...

Hola Julio:
¡Felicidades por su blog!. ¡Ha sido todo un descubrimiento!. Probablemente pase unos días en Facinas y buscando información, he dado con su blog que me ha encantado.
Además, en estos días me he enterado que parte de mi familia vivió allí algunos años. Mi abuelo José era militar destinado allí. Allí vivió con mi abuela Josefa y nacieron dos de los hermanos de mi padre. Yo no tenía ni idea, hasta que le dije a mi abuela que a lo mejor pasaba allí unos días porque me lo habían recomendado. Imagínese cómo me quedé cuando me lo contó (y ella, claro).
En fin, es lo que yo llamo "señales".
Y encima ahora tengo un motivo más para ir a Facinas... ¡su café!.

Un saludo y ánimo con su blog.