miércoles, 13 de febrero de 2013

El vagabundo

Es domingo.

El sol cayó hace tiempo sobre Sevilla.

Salimos rápido del teatro, los niños esperan.

Pasamos junto a la antigua biblioteca del centro.

En la rampa de acceso, una manta azul tapa a un hombre.

Junto a él descansa una botella de vino blanco.

Es pobre, o por lo menos eso pone en su cartón junto a un platito vacío.

No peina canas, parece cuarentón.

Duerme con la boca abierta.

Tiene un sueño tranquilo, profundo.

En la fugacidad de un momento pienso en su vida, sus orígenes, si escogió o no esa vida, o simplemente quiere sentirse libre.

Quizás no lo vea más, otra ciudad lo esperará, otro rincón, otra cama improvisada.

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