miércoles, 21 de noviembre de 2012

El símbolo de una época

Durante cuatrocientos años el edificio señorial de Sevilla ha sido la Giralda, ese monumento al multiculturalismo, maravilloso en su concepción, espléndido en su resultado y no menos espectacular el entorno al que se adosa, la Catedral de Sevilla, creo que la segunda en dimensiones de todo el mundo.

En el año 29 del pasado siglo XX, para la exposición iberoamericana de la ciudad, el arquitecto Aníbal González diseñó dos torres que flanqueaban la Plaza de España de Sevilla, un edificio revolucionario en su tiempo.

Pues bien, junto con la Giralda, ambas torres eran los edificios más altos de la ciudad y así lo contempló la Unesco para declarar a la hispalense como Patrimonio de la Humanidad. Bajando del Aljarafe, desde Dos Hermanas, por sus calles, podía divisarse estas lanzaderas hacia el cielo.

Como símbolo de una nueva época, con todos los vistos contrarios por parte de quienes amaban la representatividad de la Giralda, con la mirada hacia otra parte de los politicos de turno que la gobernaban, comenzó a construirse una inmensa mole, la Torre Pelli, diseñada por el célebre arquitecto argentino que da su nombre a la misma, y en pocos meses se ha convertido en el el monstruo que se puede ver desde bastantes kilómetros de distancia, con sus 178 metros.

Pero lo verdaderamente notorio de la misma, es su dueño, primero Cajasol, la entidad bancaria que ha estafado a tantas y tantas personas con las preferentes, que quizás con esa sensación de poderío que ha querido demostrar el batacazo está siendo más gordo, y ahora, La Caixa, compradora de la primera, que instalará allí su Caixaforum.

¿ No tienen bastante los bancos con las comisiones abusivas, los desmadres políticos, las inyecciones de dinero por nuestros gobernantes, las pagas vitalicias de sus gobernantes, los robos a personas ignorantes, como para ahora también meternos por allí mismo la dichosa torre Pelli para que desde cualquier lado veamos quién manda en este puñetero país ?

Asi nos va.

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