lunes, 4 de octubre de 2010

Decepción

Hola papá.
Hoy me he atrevido a escribirte estas letras que no sé si llegarás a leerlas, quizás estés demasiado ocupado con tus quehaceres diarios y tus divertimentos, o puede ser que cuando termine de expresarte todo lo que siento, coja el papel, lo tire a la papelera, lo rompa en mil pedazos o le meta fuego.
¿ Sabes ?, para mí es más fácil transmitir mis sentimientos frente a un ordenador que hablarlas, aunque con mamá es diferente, ella me escucha atentamente, o sabe cómo me encuentro en cada momento nada más que mirándome a los ojos. A veces, mis alegrías y mis penas salen por el iris, por la pupila, como palabras al viento, pero tú nunca te has fijado en ellas, las oyes como el sonido del mar, a lo lejos, para ti no son más que ruido, más fuerte, más flojo, pero simplemente ruido.
He crecido, ya no soy el niño que soñaba con batallas, con montañas a las que derribar, con barcos piratas, con monstruos a los que vencer. Ahora que pienso por mí mismo me doy cuenta de lo que has sido para mí, o más bien, lo que no has significado en mi vida. Muchas veces soñé que jugábamos al baloncesto, que tus tardes eran para mí, fui egoísta en mis pensamientos, pero no menos que tú en tus comportamientos.
Han pasado los años y me cuesta mucho recordar anécdotas contigo, el trabajo, el maldito trabajo que te ocupaba mañanas y tardes era mi peor enemigo, llegué a odiarlo, sin pensar que quizás era solamente una excusa para no estar conmigo; no eso nunca, no podía ser, mi papá tenía que trabajar mucho para ganar dinerito con el que mamá, mis hermanos y yo poder vivir, eso es lo que nos inculcaste siempre, la gran mentira del mundo.
¿ Porqué nos tenemos que quedar con la abuela el fin de semana completo si yo lo que quiero es que me lleves al parque a montar en bicicleta ?, pregunta sin respuesta. ? No quiero dormir en la casa del vecino esta noche, pregunta sin respuesta, ¿ Porqué no viene a comer papá hoy ?, porque tiene mucho trabajo, hijo. ¿ Donde está papá ?, idem, hace cuatro días que no te veo, papá.
¿ Donde estabas entonces cuando tanto te necesité ?, como decía Manolo García. Muchas noches sin el beso de despedida, cuanto añoré que me leyeras un cuento, ir al cine contigo y con mamá, que fuéramos todos juntos al campo, o que me llevaras a mi sólo a ver un partido de fútbol.
Muchos días sentí rabia, otros te lloré, pero esta noche siento pena, no por mí, sino por tí, por no haber querido tener la oportunidad de ser un padre con todas las letras y haberte convertido en un extraño en mi vida.
Lo siento.

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