jueves, 13 de agosto de 2009

PREGÓN FACINAS 2009

Han pasado veinticuatro horas y sigo disfrutando del momento.

Una de las noches más emocionantes de mi vida.

Gracias a Chani, a Tere, Fernando, Rocío, Pomares, Mike, Antonio, Iván, Cristóbal, Juan, Israel, y tantos que me apoyásteis anoche en el pregón.

Gracias a mi pueblo por los aplausos, los besos y los cariños. Me sentí orgulloso de ser facinenses.

Aqúí queda una copia.

PREGON DE LA FERIA DEL AÑO 2009

Buenas noches a todos:
Durante unos días estuve pensando en haceros una carta de agradecimiento, pero lo pensé mejor porque podía parecer un poco presuntuoso por mi parte.

Este humilde pregonero está en parte hoy aquí gracias a vosotros, a todos los que me apoyasteis el año que ha pasado, a los que me llamasteis por teléfono, a las visitas, a los besos, a los que rezasteis, a las preguntas a mi madre, a los abrazos, a los cariños vividos en todo este tiempo por todos vosotros hacia mí.

Por eso, antes de empezar quiero dar las gracias y no sigo porque me emociono.

Hay tantas Facinas como recuerdos y tantos recuerdos como Facinas.

Hay una Facinas que se fue y que ya no volverá, pero conviene no olvidarla. Ya dijo el poeta, que el pueblo que olvida sus raíces, está condenado a desaparecer.

Sí me contaron que hace muchos años, más de doscientos, que gentes venidas de la serranía de Ronda, de Almería, de la sierra de Cádiz, incluso algún portugués, llegaron para segar el trigo y se quedaron. Algo verían que les mereciera la pena. Y que hicieron molinos que aprovechaban las aguas de la sierra de Fates, y que con la molienda del trigo comenzaron a hacer el pan macho, orgullo de Facinas en la provincia y en el mundo.

También me dijeron que muchos de nuestros abuelos sufrieron la guerra civil.

Los legionarios se asentaron cerca de aquí y que crearon casi otro pueblo.

Mi vida, al igual que la vuestra, está hecha de imágenes, de vivencias, de historias que entran por los sentidos.
La Facinas de los olores y sabores que se fueron:

La carnicería de Curro Alvarez, donde por primera vez probé lo que hoy todo el mundo conoce como carrillada, pero allí se pedía un platito de carne, y de Antonio el Pellejero, con las pieles de zorro y chivo puestas a secar.

Y mi primer café de pucherete en el bar de Hidalgo a las seis de la mañana.

Yo daría ahora lo que fuera por probar los dulces ( nosotros le decíamos las alpargatas ), de Chano Ramírez, ese hombre que salía todos los días con su land-rover marrón a repartir por los campos.

Y la masa de Maruja y Joselito. Para nosotros, los sábados eran sagrados, había que comer las tortas fritas que nos hacía mi madre.

Aún me parece estar probando el montadito de hígado con tocino en bar la parra del Torro.
Y los polos de vainilla y cola-cao que hacía Manolito Camacho y que despachaba en ese mostrador de madera, parece que fue ayer.

Por último, dos olores quedaron grabados para siempre en mi mente:

En primer lugar, la madera en la carpintería de mi tío Manolo Manso, allá en Vico, los veranos estaban hechos para ver a mi tío y a mi primo cortando con una sierra o recogiendo serrín.

Y segundo, el olor a pan moreno hecho en el horno de leña de Mangas. Ese olor no se me olvidará jamás. Algunos viernes huelo la leña quemándose en el horno de Tineo y recuerdo tantas noches pasadas.


Hay otra Facinas pasada, la de los recuerdos:

El primero que viene un poco difuso a mi mente es la de la guardería de Mame.

El cine, al que todas las noches me llevaban Luz y Luisa, aquellas dos adorables mujeres que tanto cariño me demostraron.

Me vienen ahora, la visión del El cojo Santos contando duras vivencias de la guerra, la de Castro, el gran director, ese que nos enseñó la otra vida que había fuera del colegio, la de Don Melchor, la de Manolo García, el que nos inculcó el amor por la historia y la literatura.

Quién no se acuerda del bar del salón donde mi padre me consiguió un Mazinger- Zeta.

Y la tienda de Chan, donde llegaron las primeras películas de vídeo, en Beta,WHS y 2.000.

La tienda de Villanueva era para nosotros el lugar mágico durante las navidades. Nos encalomábamos al escaparate viendo lo que íbamos a pedir por reyes. Sabíamos que allí iban los reyes magos a buscar los regalos y que Francisco y Pedro ya los tenían envueltos con el nombre de cada uno para que aquella noche los repartieran en cada casa.

Y mi patio de la palmera, donde iban a cazar pájaros cada noche con las escopetas de plomillos la mayoría de los chavales de nuestro pueblo.

Ya más reciente, pero ahí están los recuerdos de tantas tardes en el Matavacas, el histórico campo para varias generaciones de Facinenses.

Y quién no se acuerda del baile del Enclavao, el gran invento del Pando para acabar cada año la feria hasta las tantas.

También quiero recordar a Shena y Luciano, aquellos primeros guiris que llegaron a nuestro pueblo y que nos mostraron otra forma de vida diferente a la que conocíamos.

Y las partidas de billar y futbolín en el bar de Juan Gil, ese hombre serio y recto con una ironía que nos desbordaba.

Se me escaparán algunas vivencias, algunos recuerdos, pero quedan las imágenes.

Hay otra Facinas, la de sus gentes, las que nos dejaron, las que se fueron para nuestra desgracia.
Creo que la peor muerte es el olvido, por eso es necesario hacerles este homenaje y traerlas a nuestro recuerdo.

Comienzo con una mujer luchadora, Marina, a quién el infortunio nos arrebató cuando tenía muchas cosas por hacer.
Charo Cerván, una mujer que comenzaba a vivir y con quién se cebó la enfermedad esa innombrable.

Con Emilio Criado viví grandes momentos en la mili vestidos de marineritos, el Pelón nos acompañó en aquella aventura.

Me acuerdo de Juan Noria con su mascota siempre en la cabeza, y de Gomito, y de Adolfo Del Castillo, que me enseñó muchas cosas de la vida, y de Pepe Cuesta.

Quién no recuerda a Paco Jiménez, siempre dispuesto a ayudar, gran impulsor del Atletic de Bilbao en Facinas.
Siempre me impactará la legión y más cuando viene a homenajear a Javier del Castillo Peinado, ese chaval que dio la vida por los españoles.

Aún me parece estar viendo despachar tabaco a Mariana en el estanco, a Juan Rambaud en la carpintería, a Luz Alvarez en la zapatería, a Ana Estévez, sentada en la puerta de su casa, siempre con el rostro alegre y sonriente.

Juan Mangas, ese hombre duro y recto también tiene un recuerdo en mi memoria, y Antonio Yerga, siempre con cara de buena gente.

No me olvido del gran Juan Mantas, ese hombre pegado a una guitarra, su sonrisa y las ganas de juerga.

Hace poco nos dejó Juan Quero, gran escritor con el que compartí más de una charla en el patio de su casa.

Dejo por último el recuerdo de mi padre, Juan Santander Castilla, Juanini, que me enseñó valores tan importantes como el trabajo, el sacrificio, la entrega, y sobre todo a hacer el bien, cosa que promulgó durante toda su vida.

Pero también hay una Facinas actual que crece a pasos agigantados.

La Facinas de sus restaurantes, el orgullo de toda la comarca, El Torro, El Rastrillo, El Nene.

La Facinas de José Luis el churrero, cuyos churros no tienen que envidiarle nada a los mejores que por ahí se hagan.

Una vez me dijeron cuando iba pasando por el Puerto, dos mujeres, “ mira Facinas, el sitio donde hacen el mejor café que nunca he probado. Y tenían razón, a ver quién encuentra un café más bueno que el que hace Domingo Perea.

La Facinas de la barbería de Pichardo, donde el maestro lleva impartiendo lecciones tantos años.

Y las panaderías de los hermanos Tineo que mantienen aún alto el nombre de nuestro pan por toda la zona.

Y qué decir de Antonio, nuestro párroco, que lucha por recuperar tradiciones perdidas y realzar las que tenemos.

Para nosotros, sobre todo los que vivimos regularmente fuera de Facinas, la página web de Cristóbal Cózar será siempre nuestro vehículo de conexión y a él hay que agradecerle lo que está haciendo por nuestro pueblo, y a Chan, que nos regala cada lunes con sus recuerdos, sus noticias, siendo nuestro informativo semanal.

No me olvido de Joselillo, quizás nuestro artista más internacional, aunque nadie sea profeta en su tierra, quién ha llevado el nombre de su pueblo por todo el mundo, desde Colombia a Inglaterra, desde Marruecos a Holanda.

Pero Facinas son sus gentes, todos vosotros que estáis aquí para disfrutar de estos cinco días de feria que comienza.

En el mes de Diciembre vine una tarde aquí desde Sevilla sólo. El sol se estaba alejando por la sierra del Retín y pasando Tahivilla me metí en el carril de la Rae. Paré el coche y me bajé. Miré al frente y dos lagrimones se me cayeron la cara abajo. Al fondo estaba mi pueblo, donde nací, donde me crié y de donde soy.

Me sentí orgulloso de pertenecer a Facinas, igual que lo estoy ahora.

Muchas gracias.

4 comentarios:

Unknown dijo...

Enhorabuena. Me hubiera encantado poder asistir al pregón, pero debido a unos compromisos me ha sido imposible.
Tienes mucha suerte de haber nacido en esa tierra tan especial, y a la que quiero tanto, y asimismo Facinas tiene una gran suerte de tener entre sus hijos, y sus siempre vecinos, personas con la calidad humana y artística tan maravillosa y valiosa como la tuya.
Enhorabuena!!!!

Kenny dijo...

ENHORABUENA ME ALEGRO QUE LA GENTE DE TU PUEBLO SE HAYA ACORDADO DE TI. ES MAS IMPORTANTE SER BUENA GENTE, TU YA ME ENTIENDES...

Reyes dijo...

Eres un artista, y una excelente persona, se nota que la gente te quiere.
Nos seguimos debiendo una cena en Bajo de Guía, lo haremos cuando ambos seamos escritores.

Miles de besos, pregonero.

Antonio Aguilera N dijo...

Los pueblos son sus gentes.

Felicidades a Facinas por tenerte, felicidades porque tengas a Facinas y sus gentes en lo más hondo del corazón.

Un abrazo,