Sí, aunque no lo parezca no ando por las selvas del Orinoco ni me he tirado a la bartola, pero en primer lugar los resfriados no nos respetan ni a los presuntos inmunes, en segundo, las pocas energías que tenía las he ido dosificando para mis niños y para el pregón y en tercero, estoy falto de sueño.
Anoche por fin acabé el pregón que presentaré mañana, viernes de Dolores, en la Iglesia de Facinas a las 20.00 horas si llego a tiempo ( Espero que sí ). Espero que guste, es diferente a todos los que he leído y lo he intentado hacer lo más sencillo posible.
El sábado lo colgaré en el blog.
Me rondan varias historias en la cabeza, pero tengo que profundizar un poco más en ellas. Pero esta noche, mientras me duchaba me ha venido a la memoria la visión de un hombre que vivió cerca de mi casa en Facinas y que paso a relatar.
" Hoy he cenado una tortilla francesa, dos buenos trozos de chorizo, un cacho de queso y un poco de pan algo duro. Tenía esas ganas que tú me veías antes. Ya hacía bastante que no comía tanto por la noche. Tú siempre me decías que el chorizo por la noche se repetía, pues ya ves, aquí estoy yo con uno bien grande metido entre pecho y espalda.
Como oyes esta noche ha venido a estar con nosotros el levante. Ya hacía una semana por lo menos que no aparecía, lo echábamos de menos. Hoy se repartirá nuestras palabras por todo el pueblo, pero a mí me da igual. Supongo que a tí también.
Ya te comenté anoche que nuestra hija sigue bien, trabajando mucho, porque tú sabes cómo es ella. No se atreve a hablarme mucho, porque por el día duermo, aunque siento su beso en la frente cuando sale por la mañana. Algún día me pregunta por ti, y yo le digo que estás bien, que hemos estado charlando, como siempre.
No tengo ganas de ver la tele, por eso ni la enciendo. A veces me tomo un café en el bar de Perea, que sabes que está al lado de casa y veo el parte, más que nada por saber el tiempo que hará mañana.
He dejado el vino del todo. Quiero estar despierto para poder echar este ratito contigo, que tanta falta me hace.
Algún día me quedaré sin cosas que contarte, pero mientras tanto, a las doce estaré siempre aquí y me iré cuando las primeras luces aparezcan por la sierra.
Te quiero " .
El hombre sigue sentado en el escalón junto a la lápida de su mujer. Muchos le toman por loco, pero a él le da lo mismo.
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