viernes, 25 de diciembre de 2009

La estación

Como cada año, Julián acudía el día veinticinco de Diciembre por la tarde a la estación. Llevaba haciéndolo quince años consecutivos desde que su hermano desapareció. Sus últimas palabras habían sido:
" Una Navidad volveré a casa en el tren y tú vendrás a buscarme aquí. No se lo digas a nadie. Será nuestro secreto ".
Ese día Marcos tenía veinte años y Julián apenas diez. Pensó que era una broma más de su hermano mayor, pero no, esta vez iba en serio.
El único tren pasaba a las siete, pero entre los que se bajaban de él nunca estaba Marcos.
No habían sabido nada en todo este período, ni siquiera sabían si estaba vivo.
Algunos años vino a acompañarlo su novia, otros lo hacía sólo.
Sentía un cosquilleo extraño en el estómago al oir por la megafonía que el tren con destino Málaga pasaría en cinco minutos. Luego, cuando el último vagón se despedía, se sumía en un total desconsuelo. Se prometía a si mismo no llorar, a veces lo conseguía, otras no.
Tenía tantas ganas de estrecharle, besarle, pero también reprocharle que porqué había dejado a sus padres con ese dolor.
Este último año acudió con su pequeña Marta, a la que le había hablado en muchas ocasiones del tito que se estaba en el extranjero haciéndose famoso con su guitarra. La niña le preguntaba que cómo era y él no sabía contestarle, aunque le decía que era alto, guapo, larga cabellera y moreno, muy moreno.
El tren venía retrasado a causa de la nieve. Cuando llegó, las puertas se abrieron, algunos viajeros bajaron y alguien levantó los brazos al fondo del cuarto vagón.

martes, 22 de diciembre de 2009


" Abrió los ojos y pudo ver sus dedos moviéndose sobre el teclado ".

Así finaliza una de las mejores novelas que he leído.
De aquí salió el título del programa de la primera " No disparen al pianista ", pero sinceramente no tiene nada que ver.
Es una historia negra clásica, de bares de mala muerte de Filadelfia de los años cincuenta, de asesinos, de golpes.
Los Angeles Times dijo de ella que era la " quintaesencia de la novela negra americana ".
Cuando entré en el hospital la dejé a punto de caramelo y ahora he tenido la suerte de que en la biblioteca estaba libre.
Ayer la acabé, dejándome un regusto amargo por que se hubiese terminado, pero con la sensación de que el escritor David Goodis había hecho algo sublime, diferente, duro pero totalmente definidor de una época.

lunes, 21 de diciembre de 2009

La mejor novela negra del año 2009

Mirando el blog de José Antonio Castro acabo de ver la noticia de que su novela " La última confesión " ha sido nombrada por varias páginas especializadas de Internet como la mejor novela negra del año 2009.

Hace unos meses hablé en este blog de ella, y me fascinó.

Se merece el premio por el misterio, por la forma de escribir y porque no puedes parar de leerla hasta el final.

José Antonio Castro es un facinense más desde hace varios años aunque no viva aquí, lo hace en Alicante.

Animo a todo el mundo a leerla.

domingo, 20 de diciembre de 2009

La primera copa

Llegaron en un viejo camión sin capota cuando el sol aún no había aparecido por la sierra de Fates. La calle Vista alegre estaba solitaria aún. El levante otoñal zigzagueaba por los callejones ofreciendo hostilidad y frío a los valientes que se atrevían a desafiarle.
Pero ellos eran los más valientes, los que iban a luchar por España.
Venían de Benalup e iban a Tarifa.
Eran ocho, siete hombres y un muchachuelo, todos vestían gorras que tapaban algo sus cabezas y ropas desgastadas, raídas por la pobreza y el tiempo. Con decisión, el mayor de todos abrió la puerta del bar en primer lugar, luego fueron entrando los demás y por último el rapazuelo que cerró.
A los buenos días, ¿ Qué se le ofrece a los señores ?.

Algo para entrar en calor, si tiene usted.
Un buen cafelito si les puedo dar.
Hecho.
Parecían entumecidos por el frío, el que comandaba comenzó a alentarles sobre la batalla, el ardor y la victoria segura.
Luego pidieron una copa de aguardiente.
¿ Y tú, también vas a querer una ¿.
El chico miró a aquel hombre con voz potente, porte de gigantón y no supo qué contestar.
El compañero que estaba a su lado le dijo al dueño del bar:
Juan, él también, es ya un hombre.
Le sirvió una palomita de licor y le preguntó:
Chico, ¿ Qué edad tienes ¿.
Dieciocho, señor, acabaítos de cumplir.
¿ Cómo te llamas ?.
Manué.
Yo soy Juan , Juan Gil.
Cuando al muchachuelo le llegó el alcohol a la garganta empezó a toser y a punto estuvo de ahogarse.
Manué, me parece a mí que eres demasiado joven para las copas de aguardiente y hasta para la guerra.

Pagó Rafael, el fefe y conductor, y se despidieron, el muchacho también, con un hasta luego.

Juan Gil observó de nuevo a Manué, tan escuchimizado, tan poquita cosa, y pensó para sus adentros:

También es joven para morir.

viernes, 18 de diciembre de 2009

Libro

En el mes de Enero de este próximo año haré la presentación del libro en Sevilla. Ya os tendré avisados.

En los próximos días se colgará en la página de la editorial PASO-PARGA el libro para aquellos que quieran adquirirlo.

En Facinas haremos una presentación el día 30 de Diciembre de 2009 a las 20.00 horas en el salón de actos del Colegio Público Divina Pastora. Estáis todos invitados.

Gracias.

jueves, 17 de diciembre de 2009

Mi primer libro


Por fin, tras demasiado tiempo, sudores y bastantes mosqueos ha visto la luz mi primer libro.
He quedado más o menos contento con el contenido, no demasiado con el continente, pero lo dejo a vuestro criterio.
Ahora con el paso del tiempo me doy cuenta de muchas cosas que debían haber mejorado, otros cuentos más extensos que podía haber incorporado, suprimido algunos, pero bueno, es el primero y ahí está.
Mañana ofreceré más información, hoy el día ha sido demasiado intenso.


miércoles, 16 de diciembre de 2009

Desapariciones

Las noticias son como las modas, van, vienen, y casi siempre se repiten.

Esta noche mientras cenaba pude ver un poco el telediario, volvió a salir el tema de los desparecidos en Argentina, esta vez por análisis de ADN que se están haciendo a los familiares en España para saber posibles paraderos.

Hace algunos años oí una canción de Rubén Blades que me hizo llorar. Posteriormente, la versionó Maná con el mismo resultado, emotiva, dura, sincera.

Cuando comencé con este blog, uno de los primeras historias fue esta. Aquí os la dejo.

Soy un alma que vaga entre cañaverales, juncos y charcos sin encontrar nada ni a nadie.

Mi cuerpo quedó allí entre esos mismos juncos para siempre.

El único consuelo que me queda es que no estoy sólo, que hay otras almas como yo por aquí.

Unicamente cuando mi madre, mis hijos o mi mujer me tienen en sus mentes renazco un poquito.¿ Qué mal hice?¿ A quién ofendí ?.

Si luchar con la palabra por lo que uno cree es un delito, yo estoy penando eternamente.

Estas preguntas quedarán sin respuesta.

Simplemente yo estaba allí.

Mi nombre era Oswaldo Martínez.

Me " desaparecieron" un catorce de Mayo.

" Un día diferente"

No sé porqué pero creo que mañana va a ser un gran día.

A veces una llamada de dos minutos puede marcar, tanto para lo bueno como para lo malo.

Quizás me esté poniendo demasiado transcendental, seguramente, o es que sean casi las once de la noche de un día ruidoso, intenso y denso.

El jueves se verá.

viernes, 11 de diciembre de 2009

En estos últimos días están sucediendo cosas en este mundo globalizado que acaso no llego a entender mucho, o más bien, no entiendo nada.


El gran prestidigitador defiende en su discurso de entrega del Nobel de la Paz que las guerras son necesarias, las sostiene y las jusfifica. No sé si ahora le seguiremos aplaudiendo las gracias, me imagino que sí, el gran nación americana es ahora nuestra amiga, aunque nos aconseje que mandemos más tropas.

Los sindicatos se manifiestan contra los empresarios, y sólo contra ellos, pero por favor, que ni siquiera se mencione a nuestro gran mago que saca todas las semanas una solución rápida, definitoria y certera contra la crisis. A ese no se le puede tocar, es también nuestro amigo.
Los grandes matarifes del mundo están poniéndose a caldo esta semana y la que viene en Estocolmo a costa de nosotros. ¿ Qué toca ahora ?, ah, salvar el mundo. Venga ya, a ver cuántos compromisos reales y que medianamente se puedan cumplir en los próximos años sacarán. Por lo pronto están dando mucho ejemplo. Para no contaminar, ni derrochar, ni abusar, todas las limusinas de Suecia están ocupadas y han tenido que traer de un montón de kilómetros cientos de ellas más para que sus señorías se reúnan. Seguramente estarán a régimen, cumplirán horarios esctrictos, debatirán sobre cuestiones importantes y lograrán soluciones. Vale, que me he equivocado, me metí en otro cuento.
Mientras, los polos se derriten, la Amazonía se devasta, los ríos se contaminan, no llueve, Africa se muere, se cultivan transgénicos para que unos pocos se hagan más ricos, las especies animales y vegetales desaparecen a un ritmo vertiginoso sin darnos cuenta, los mares los esquilmamos impunemente, se pintan de blanco los glaciares para evitar el total deshielo, desaparecen las barreras coralinas, los bosques se talan.
¿ Pero es que no hay nadie que pueda poner freno a toda esta mierda ?.
No vale sólo con reciclar y ver documentales de la 2. Hay que luchar contra toda esta podredumbre.
No podemos dejar a nuestros hijos un mundo así.



martes, 8 de diciembre de 2009

Un buen chico

Estos momentos de soledad reconfortante me hacen pensar en la acertada decisión de independizarme. Con veintiocho añitos ya está bien.

No soportaba a mis viejos, eran demasiado para lo que yo necesitaba.

Ahora sé que mi madre viene casi todos los días a traerme comida porque la veo luego en la nevera. Se lleva ropa que coge del cesto. Yo no le digo nada, ella es discreta y viene cuando estoy trabajando. Con mi padre ni me hablo desde hace bastante tiempo. No les necesito.

A veces pienso que me tienen miedo, quizás, me da igual, es mi vida.

Es difícil encontrar placidez, pero en ocasiones lo logro.

Son las cuatro de la tarde, fuera hace calor, demasiada, si tuviese que salir ahora me moriría.

Bajo las cortinas, enciendo el aire acondicionado, pongo Dire Straits en el equipo, " Private Investigations ", busco mi vaso preferido, con la forma precisa para que yo lo agarre, para que lo acaricie en mis manos, ancho, exacto para la cantidad que Chivas que me gusta degustar.

Mi despensa siempre está abastecida de mi wiskie favorito, saco la botella, abro el primer cajón del congelador, y ...

Dios.
No está. Maldita sea.
En el segundo tampoco, ni en el tercero.
Pero, ¿ Dónde está el hielo ?.
Comienzo a ponerme nervioso, blasfemo, empiezo a acordarme de mi madre.
¿ No habrá sido capaz de tirármelo ?. Espero que no, porque entonces se va a liar.
Busco en el cubo de la basura, y efectivamente, allí, entre latas de cerveza, conservas vacías y demás restos está la bolsa abierta y vacía.
Marco el número, empiezo a vociferar, le digo que no venga más, que la mierda de comida que me trae se la dé a mi padre o a los pobres. Ella no dice nada, sólo se oye un llanto profundo seguido de hipidos.
El mosqueo no se me quita ni desahogándome.
Tengo que encontrarlo como sea, cierro la puerta del piso, toco el timbre del vecino con insistencia, pero nadie sale, es hora de siesta. Desisto de seguir llamando, bajo a la calle, una torta imponente de calor me deja sin respiración.
¿ Quién puede vender hielo a estas horas en el barrio ?.
Ya está, el chino de la esquina.
Hay una chinita de apenas doce o trece años, le digo que quiero una bolsa de hielo. Ella la saca del congelador y me la da.
Uno setenta y cinco, señor.
Busco la cartera en el pantalón, joder, con la tensión se me ha olvidado en el piso. Le digo que mañana le traigo el dinero, pero ella me mira un poco entre asustada y desconfiada.
Le echa coraje y me dice que no, que le devuelva la bolsa.
Yo la miro, hago el gesto de levantarle la mano y ella se encoge tras el mostrador. Parece que va a romper a llorar.
La miro con maldad, agarro con fuerza la bolsa y me voy.
Yo no soy violento, pero hay ocasiones en que uno...
Llego a mi casa, por fin puedo disfrutar de mi momento.
Me meto la mano en el bolsillo pero las llaves no están.
Aporreo mi misma puerta, grito y grito más aún, un vecino sale dando voces, me peleo con él, llega la policía, me llevan a comisaría.
Yo sólo quería un buen vaso de Chivas.

lunes, 7 de diciembre de 2009

" Solecito de otoño "

Esta noche ha sido fría, mis ancianos huesos se han quejado demasiado, un crujir se oía a mi alrededor.
La pasada también, creo que la anterior ocurrió lo mismo.
Quizás se deba a que mi habitación no es lo suficientemente acogedora, o que no me abrigo bien.
El día es otra cosa, cuando sale el sol por el horizonte casi empiezo a notarlo, lo disfruto. Cuando llueve me pongo un poco melancólico.
La pena es que anochezca tan pronto en otoño, de nuevo la oscuridad, y la soledad, y los fantasmas que me vienen a visitar, y...
Sé que estoy muerto, que mi hogar es el cementerio, pero aún así no dejo de sentir miedo a todo y a todos.

sábado, 5 de diciembre de 2009

Mañana

Mañana me gustaría llevar a mis hijos al colegio, desayunar el café tan maravilloso que hace Fernando, besar a mi mujer cuando llegue del trabajo, disfrutar de una buena siesta en el sofá, leer un buen libro en el parque, volver a casa, cenar mi comida favorita y abrazarme a mi esposa en la cama.
Todo eso lo haría si no estuviera colgado a cuatro mil metros en esta maldita montaña helada, si tuviese comida, si no me hubiera roto el brazo derecho y si no llevara diez días así.
Pero para mí no hay mañana.

jueves, 3 de diciembre de 2009

Una botella de vino sin marca

Decadente, sola, aislada, sin tierra, sin vida, así te sientes.

Este día una vieja botella verde que el mar arrastra se cruza en tu camino.

El destino está en ella.

Tu destino está en encontrar al mensajero.

miércoles, 2 de diciembre de 2009

BELLEZA



-Señor, estamos apagando las luces, vamos a cerrar.

. Está bien, vendré mañana.

. Los lunes el museo se cierra.

El hombre hizo un gesto de asentimiento, agachó la cabeza y comenzó a andar cabizbajo a pasos lentos.

La funcionaria comenzó a apagar las luces de la sala. En ese momento él volvió, agarró el bastón con fuerza y se acercó de nuevo al cuadro.

Ella observó su gesto, dejó toda la sala apagada excepto el foco que iluminaba el cuadro de Modigliani.

. ¿ Sabe ?, es el cuadro más impresionante que he visto. Nadie como él ha sido capaz de retratar el desnudo de una mujer. Vengo aquí todos los días.

- Sí ya le he observado. Al principio me pareció usted un tipo obsceno, raro, diría que hasta algo peligroso. Pero conforme han ido pasando los días me he dado cuenta del cariño con el que usted miraba el cuadro.

. La belleza, señorita, es la belleza de la mujer.

El volvió la vista hacia ella, sus ojos brillaban de una forma especial.

Se despidió.

El hombre no regresó jamás.

domingo, 29 de noviembre de 2009

" Croquetas para cenar "

Una noche como tantas otras, sin novedad, rutinarias. Tras dormir a los los niños, ella se dispuso a preparar la cena mientras él se tomaba una cerveza en el sofá viendo su serie favorita.
Salió de la cocina, se asomó al salón, lo miró absorto en la televisión y una mueca de tristeza se posó en sus labios. En esos momentos la vida de ambos pasó como un flash por su mente, se preguntó qué había cambiado en la relación.
En principio nada, dos niños que poco a poco se iban haciendo mayores, ella cuidando de la casa, él en el trabajo que le ocupaba mediodía, el fútbol los fines de semana, las quedadas de él en el bar con los vecinos, alguna comida familiar institucionalizada los domingos, la siesta, el ordenador.
¿ Quién había cambiado, se preguntó, para que el amor, la pasión y todo lo demás se hubiera volatilizado como el azucarillo ?.
El desde luego no, quizás en su subconsciente es lo que ella había deseado siempre, tener un hogar, una casa, un marido, unos niños, algo que contar a sus amigas.
¿ Pero porqué ahora le ahogaba la vida ?.
¿ Sería la crisis de los cuarenta ?. A lo mejor.
Iba a decirle algo a él, pero se lo pensó mejor y siguió haciendo las croquetas en la cocina.

martes, 24 de noviembre de 2009

Luz de otoño

Día uno o más bien, primer día y último, pues se acabaron los recuentos.
A partir de ahora me espera una vida por disfrutar, quiero beberme a sorbos cada momento, cada olor, situación, momento, ilusión, cariño, encuentro, amigos, todo.
Ayer cuando venía para mi casa, atravesaba la ciudad en el coche, sentía todo nuevo. Yo había estado casi veinte días viendo lo mismo, una imagen casi fija del mundo, una calle, gente de azul, verde o blanco yendo de un lado para otro, un ficus en la puerta de urgencias y poco más.
Cuando volvía me daba cuenta de lo insignificante del ser humano frente al universo, aunque parezca un poco cursi. Todo se mueve con una normalidad pasmosa, el centro comercial lleno, la autovía a rebosar de coches, el metro funcionando a empujones cuando pasaba por nuestras cabezas, el sol inmisericorde sin nubes de oposición, un reloj que no deja de funcionar, un tren que arrancó y no para nunca, un engranaje casi perfecto que no echa de menos al más insignificante de los pequeñísimos tornillos que lo forman, el mundo que se mueve.
Así que nada, a meterse de nuevo a la máquina y a rodar, es lo que toca, y por supuesto, sin oxidarme.

lunes, 23 de noviembre de 2009

Libre

Ha venido la doctora esta mañana, me ha dicho que todo va bien, perfectamente y que me voy de alta hoy mismo.

Estoy esperando que me den los últimos papeles que faltan y saldré por la puerta del hospital.

Comienza una nueva vida para mi.

Seréis testigos.

Gracias.

domingo, 22 de noviembre de 2009

Mis papás

Pero hijo, ¿ A estas horas vas a salir ?. Si quieres te hago una tortillita y un poco de caldo que tengo en la nevera.
El hijo la mira con gesto condescendiente, se acerca y le da un beso en la frente.
- Mamá, voy a cenar con unos amigos y después iremos a dar una vuelta por el centro.
Ten mucho cuidado con la bebida, que sabes que te sienta mal. Y los controles, que la Guardia Civil que se pone a hacerlos de madrugada.
Deja al chiquillo, que ya es mayorcito. El sabe lo que se hace.
- Cuidado con las pelandruscas.
Ella peina canas, bastantes, tiene el pelo suelto, lleva un babi con colores pálidos y unas zapatillas gastadas.
Mira a su padre, Julián, que le sonríe y suelta una carcajada sonora.
- Sí tú ríete, que luego pasa lo que pasa. Cualquier día llega una cualquiera con un niño en brazos y nos dice que el niño es tuyo.
El padre está sentado viendo la televisión, ronda los sesenta, el tiempo ha marcado sus rasgos físicos.
Mamá. que tengo cuarenta y cinco años. No te preocupes por mí.
Coge la cazadora del perchero, besa a Julián en la cara y da un abrazo intenso a María.
Os quiero.
Cierra la puerta suavemente.
Mientras baja en el ascensor se mira al espejo y dice: No ha sido mala idea lo de la adopción.
Hijo único, solitario, con unos padres que murieron cuando él tenía quince años, decidió que tenía que buscar el cariño familiar y lo encontró. Y el amor fue mutuo.

sábado, 21 de noviembre de 2009

" 13 rue del percebe "



Recuerdo que cuando llegué a Sevilla allá por el 92 fui pegando tumbos por pisos de lo más variopinto, de Pedro Salvador, a El Cerezo, de Rochelambert al Cerro. Y ya había vivido en Cádiz los tres años de la carrera en lugares más o menos curiosos del casco antiguo de la tacita.
Para mi, que me había criado en una casa, más o menos destartalada, antigua, tener la sensación de que debajo tuya había gente, que encima también, que las paredes eran en algunos casos un poco más que papel esa experiencia fue un " poco chocante ".
Viví situaciones como todo el mundo que habita en un bloque. Desde la vecina guarra que dejaba que la perrita tan desagradable como ella se hiciera pis en el portal, la cotilla que escondía sus miserias personales cotilleando por la ventana del hueco, las dos sordas como tapias que veían las películas en una supertele, pero que los cascos no los usaban porque molestaban las orejas, los quejidos de un moribundo que parecía dormir conmigo, el traficante que llegaba a casa de madrugada vacilando de dinero con su mujer, la del 1º que movía los muebles de la casa a las tres de la madrugada, los negritos del bajo que engancharon el teléfono del vecino, los niños del cuarto que parecían diablos posesos a todas las horas del día, o porqué no hablar de Paquita, la que nos acogió en su casa y le ponía un candado al teléfono ( que tras un robo magníficamente planificado entre todos, le sacamos la llave de la bata y le hicimos una copia ). Por ello cada vez, que alguien quería hablar, montábamos el sistema de vigilancia. O de Visente, no Vicente, el chulo hijo de la dueña de nuestro primer piso de Cádiz, que se meaba en el lavabo porque le salía de los huevos.
Cuando Ibáñez se decidió a crear "la 13 rue del percebe ", no iba muy desencaminado de la realidad y creo que a veces se ha quedado corto.

Traigo un tema a colación del genial Javier Krahe, autor desconocido para mucha gente, pero monstruo donde los haya, desde la época de Sabina con la Madrágora. Si os apetece oídlo, es fino, fino.

jueves, 19 de noviembre de 2009

" El hombre durmiente "


Pedro tenía una ilusión desde casi su nacimiento. Cuando fue pequeño su madre le recitaba al oído " duérmete niño, duérmete ya, que serás feliz y soñarás ".



Aparte de estudiar y jugar por las tardes, Pedro fue creciendo con ese deseo, dormir, cuanto más y mejor.



Pensaba que comer era una obligación para subsistir, un mal necesario.



No es que fuera introvertido, es que mientras oía al profesor pensaba en su cama, en estar bajo las sábanas acurrucado.



Estudió informática y encontró pronto trabajo, ocho horas desde su casa, con su ordenador. Apenas tenía que desplazarse a otras ciudades. Se levantaba a las 09.00 horas, desayunaba un café, paraba para comer a las 14.00 horas y a las 03 de la tarde solventaba incidencias hasta las 17.00 horas. Luego la siesta de una hora y media no la perdonaba nunca, ni siquiera los fines de semana. No tenía televisión, apenas oía la radio, no las necesitaba.



Nunca hizo intentos por conseguir una pareja, aunque no era mal parecido, ni tampoco tímido. Simplemente era una cuestión que no le interesaba. Una vez tuvo un rollo, pero al mes se dio cuenta de que las horas que pasaba con ella no le compensaban las perdidas sobre la almohada.



Así fueron pasando los años, Pedro se fue haciendo mayor, pero era feliz. Tenía lo que siempre había anhelado. Cada año hacía un viaje al extranjero en el mes de vacaciones, siempre a un lugar con playa. Pedía la habitación con mejores vistas de la ciudad y desde allí, en la cama recién estrenada, hacía turismo de una forma diferente.



Por el día alquilaba una hamaca con sombrilla y se entregaba al placer de morfeo, cuando llegaba la noche, apenas cenaba cualquier cosa en el lunch y se subía pronto a contemplar el mar desde allí. Entonces soñaba, soñaba con exhuberantes mujeres, con desiertos, con comidas pantagruélicas, con volar, con museos, con duendes, con otras camas, con besos, con nadar hasta el fondo del océano, con caricias, en fin, soñaba.



Los años fueron pasando en su vida, se hizo mayor, no tuvo amigos ni nunca los necesitó.



Un día de otoño, Pedro sintió la extraña necesidad de pasear por el parque, las hojas caían a un lado y otro, el sol comenzaba a ocultarse. A esa hora casi nadie se atrevía a desafiar al frío nia la amenaza de lluvia.



El hombre encontró un banco aislado, se sentó en él; Al poco tiempo su cuerpo fue inclinándose hasta quedar tumbado a todo lo largo. Pedro cerró los ojos y se quedó dormido. Sus labios transmitían felicidad.



Esa tarde Pedro se convirtió en estatua de hierro.



Desde entonces, en el parque existe una figura en un banco a la que todo el mundo conoce como " el hombre durmiente ".





Dedicado a mi amiga Patricia.

miércoles, 18 de noviembre de 2009

Share- 2ª parte

Playa de Ipanema. 07 de la tarde, verano.

Entre garotas impresionantes, bikinis minúsculos y brasileiros bailando samba, un hombre con una melena larga, espesa, rubia, observa el zigzageo de las olas.

El pelo no le hace razón a la edad. Podría perfectamente tener cincuenta años, viste una camisa de flores, unas bermudas verdes, está delgado y sonríe mientras toma un daikiri.

Es feliz.

Se llama Fernando Meireles da Pinto.

Piensa que no es tan malo eso de morirse.

El lo ha comprobado ya una vez.

lunes, 16 de noviembre de 2009

Share

Los gestores de la cadena se habían reunido la semana anterior. Fue una cita tensa, dura, en la que se elevaron al máximo las voces y con un mensaje claro a todos: Las pérdidas habían crecido un 20%, los anunciantes se retiraban, y hasta las cadenas autonómicas les superaban en share.

O se cambiaban los resultados de las audiencias de sus programas en el plazo máximo de una semana o directores, redactores, auxiliares y demás personal iba a la calle.

El fin de semana nadie descansó, todos se afanaban en buscar soluciones a la desesperada.
El lunes, en todos los diarios de tirada nacional, en las cadenas de radio y en la televisión apareció el siguiente anuncio:
"Prepárate a descubrir un nuevo informativo, deslumbrante, impactante, desbordante, histórico, esta noche, a las 21.15 horas, sólo en TV CINCANT.
Nada será igual a partir de hoy ".
A las 20.45 horas, nadie en el plató sabía qué iba a pasar, el bulo que habían creado a la desesperada como medida salvadora les iba a explotar en las manos. Sería el fin de TV CINCANT.
El país estaba pendiente de la hora. Faltaban diez minutos.
A las 21.00 horas, la sintonía del informativo anunciaba el comienzo. Los titulares normales para un día sin demasiadas noticias de renombre. Eso sí, antes de los deportes, se anunció la revolución en los informativos a las 21.15 horas.
Todo como antes, Pedro Campos, el de siempre, el de todas las noches, perfectamente trajeado, habló del Gobierno, de las corruptelas, de las incidencias meteorológicas.
A las 21.13, el presentador dió paso a la publicidad con este misterioso mensaje:
" Les espero en dos minutos, no se demoren ni un segundo. Ah, prepárense ".
A las 21.14 horas, incluso alguna televisión de la competencia se atrevió a interrumpir su propio informativo para conectar con el plátó de TV CINCANT.
Un minuto después, la sintonía anunciaba la reanudación del telediario.
" Sí señores, ustedes están esperando algo diferente, sé que no pestañean en los sofás de sus casas, en los bares y les aseguro que no les voy a defraudar. España entera recordará esta noche ".
En ese preciso momento, Pedro Campos se agachó.
Sacó una pistola y aprestó a acercársela a la sien.
El cámara que estaba frente a él quedó petrificado, no sabía si salir corriendo. Pedro le hizo un gesto para que ni lo intentara.
" Este va a ser mi último telediario y como mi cadena quería, esta noche será líder de audiencia, y mañana y pasado. Voy a ser su salvador. Viva TV CINCANT ".
Apretó el gatillo y ...
El plató entero quedó impregnado de sus restos.

sábado, 14 de noviembre de 2009

" Conmemoración - La radio "

Podéis pensar que es un absurdo y no llevaréis razón, pero esta es la entrada número doscientos en mi vida como bloguero. No hay velitas ni cumpleaños, ni hace falta. Ya llevo casi dos años con esta aventura y no me arrepiento, son muchas las satisfacciones que me da.
Hoy he incluído posiblemente una de las mejores canciones que tengo en mis recuerdos. Os la dejo para que la disfrutéis.
Hace ya algunos días que mi mente no está muy lúcida, tengo varias historias que van y vienen pero no se quedan, alguna ya me ronda hace dos meses.
En este período involuntario he sentido algo parecido a lo que le sucedió al protagonista de " La radio ". Esta historia es verídica, la encontré en uno de esos suplementos dominicales que tanto me agobian y que poco leo.
" La radio ".
Hacía ya dos largos años que decidió cambiar de vida y no arrepentía.
Cinco años de camarero en Mallorca no le habían hecho olvidar la morriña de su tierra y su pueblo. Un mes de vacaciones al año no le sabían bastante, los olores, su casa, el poder contemplar un horizonte sin límites que sentía como suyo, el ahogo de sentirse en una isla, todo ello hizo que una noche hiciera la maleta, cogiera un vuelo con los pocos ahorros que tenía y se volviera a su pueblo de Jaén.
La única particularidad es que no dijo nada a nadie. Su madre y su hermano comenzaron a desesperarse cuando pasaban los días sin noticias suyas. Incluso fueron al programa de televisión que buscaba a los desaparecidos.
Manuel no apareció, se lo había tragado " la tierra ".
Nunca una palabra fue tan exacta para su situación.
A los pocos días de su desaparición en los cortijos que rodeaban Villacarrillo fueron desapareciendo pequeñas cosas. Alguien entraba por las noches y robaba chorizos, conservas, quesos, y hasta una radio.
En otros se perdieron navajas, platos, vasos, tijeras, e incluso cuchillas de afeitar, los candados eran forzados presumiblemente por la noche.
La Guardia Civil tendió alguna que otra trampa al " fantasma ", pero sin resultado aparente.
Los robos bajaron en intensidad: De vez en cuando alguna revista.
Hasta la fatídica noche en que cuando una sombra se disponía a salir de una especie de madriguera, dos hombres se echaron encima de él. Lo deslumbraron y descubrieron a un hombre con el pelo corto, afeitado, delgado y cuarentón.
Manuel bajó entonces a su " casa " y en ella descubrieron una habitación a veinte metros de profundidad, acogedora, perfectamente acomodada una cama, ordenados los diferentes tipos de comida, recortes de fotos en las cuatro paredes y una radio con un cable que lo conectaba a la realidad.
Cuando le preguntaron porqué había huido contestó " porque necesitaba sentirme libre ".

viernes, 13 de noviembre de 2009

Día uno

Ayer fue el día cero, el del comienzo de la cuenta atrás.
Hasta ahora una semanita más o menos de quimios varias, sin resultado aparente.
Durante dos horas recibí mis células madre en una bolsa que ni siquiera ví. Estaba tan dormido y atontado que ni me enteré. Pasé la tarde y noche en un estado de seminsconciencia ( vamos con la torrija ), hasta esta mañana en que me jamé un buen bollo de jamón con aceite y tomate. Me faltó para ser redondo el cafelito, pero Lola me ha prometido que una tarde de estas me traerá uno del bar.
Salió todo bien, como se esperaba y sólo falta que poco a poco los valores vayan subiendo. Ahora me están metiendo dos buenas bolsas de sangre en tomate. La pena es que no puedo mojar sopa.
Las horas no se hacen largas, tengo la biblioteca aquí, el ordenador ( en el que paso bastantes horas ), el móvil, un jostick con dos mil juegos ( yo que no he jugado en mi vida a las máquinitas ), la tele para ver algunas cosas, más bien pocas, las visitas restringidas ( una por la mañana y otra por la tarde ), el messenger.
Pero mi mujer, mis niños, mi familiia, paciencia e ilusión por salir y disfrutar de la vida, que es lo
verdaderamente vale en esto.

lunes, 9 de noviembre de 2009

Another brick in the wall

Tras caminar horas, interminables horas, quizá días, llego al final del camino, ese que llevo tanto tiempo buscando dentro de mi mente, de mi yo, de mi ser.

Pero levanto la cabeza y veo algo que no me deja seguir.

Un muro, un inmenso muro me impide continuar. En toda la extensión que mi vista alcanza a ver, en todo el perímetro está él.

Me siento a pensar y recapacito.

Sé que al otro lado está mi salvación, mi futuro, mi vida.

Pero no puedo saltarlo porque no tengo escalera y además no puedo adivinar la altura.

No puedo pasar por debajo, no tengo medios para hacer una zanja y además parecen muy profundos sus cimientos.

Hay otro lado.

Me convenzo.

No hay nadie vigilando, ni personas ni cámaras.

Estamos solos, él y yo.

Tengo capacidad de pensar, él está inanimado.

Pasan los minutos, las horas, los días.

No desespero.

Me convenzo de que frente a mí no hay muro, no hay nada, sólo estoy yo.

Cierro los ojos, avanzo lentamente.

Paso al otro lado.

domingo, 8 de noviembre de 2009

La cita

La hora, las 17.00 horas.

El lugar, el caserío Urbizu en la estribaciones del monte Orbea.

Todos conocían el lugar de la cita, no en vano habían programado allí muchas " acciones " y almacenado el material necesario para ellas.

Fueron llegando uno a uno, andando entre la maleza del bosque. La tarde no acompañaba, llovía impenitentemente, pero el aviso vía " sms " no admitía réplica.

Mikel, Ainoha, Andoni, Aroa y Gaizka fueron entrando en el cobertizo de las vacas y desapareciendo por el zulo disimulado entre la paja almacenada.

Cuando llegaron abajo, nadie les esperaba. Estaba oscuro, Mikel encendió una linterna y les enfocó las caras. Habló primero Ainoha, preocupada por saber quién le había citado allí. Nadie supo darle respuesta.

Pensaba que había sido Pakito pero él no está aquí, comentó Aroa.

Permanecieron en silencio cinco segundos. En ese momento empezaron a oir el ruido de un reloj por encima del agobiante y estrecho lugar.

Es una bomba, tenemos que salir, corre, chilló Mikel.

Gaizka apoyó el pie en el peldaño de la escalera y empujó hacia arriba, pero la puerta no se abría. Cogió carrerilla y apretó con todas sus fuerzas, pero evidentemente la puerta estaba cerrada.

Yo no quiero morir, tengo miedo, sollozó Ahinoa.

A lo mejor alguien ha pensado que somos talibanes y que queremos inmolarnos.

A ver si te enteras de una puta vez que somos etarras, y somos unos cobardes que no tienen valor para suicidarse.

Gaizka empezó a orinarse en los pantalones.
Vamos a morir, no quiero, soy joven, sólo soy una etarra.

Todos lloraban, chillaban, gritaban, pataleaban.

Arriba, las vacas mugían aburridas y ajenas a la muerte segura.


Cuando despertó, Miguel Angel miró a su alrededor y adivinó en la oscuridad del lugar lo que llevaba viendo los últimos doscientos veinticuatro días: Soledad.

Decidió entonces que a partir de ese día no soñaría más.

viernes, 6 de noviembre de 2009

Mi música

Después de unas cuantas de horas, gracias a la ayuda de mi gran amiga Dama, y ya que tengo todo el tiempo del mundo aquí dentro, he conseguido poner música al blog.

Ha sido para mí un auténtico descubrimiento poder descargar la música que me gusta.

Hoy la he inaugurado con una de las canciones que me marcaron en mi juventud ( qué paradoja, como si uno no fuera joven aún ). Recuerdo que grabé una cassette entera de " In the air tonight ", por las dos caras.

No puedo presumir de ser muy buen oyente de música, pero el solo de batería de Phill Collins en esta canción es impresionante. Aún hoy me emociona.

Me he propuesto cada día ir incluyendo un tema de los que me marcaron, que significaron algo para mí o que simplemente me gusta. Ahora estoy descubriendo Led Zappeling, prometo algo de ellos.

jueves, 5 de noviembre de 2009

Reflexiones de un día

Ahora que estoy aquí casi sin hacer nada me da tiempo para pensar, ver las noticias que pasan y escribir algo de ello. La cosa no está muy bien que digamos:

* Los piratas somalíes traen en jaque a un país entero. ¿ Cómo es posible que en los tiempos que corren unos tipejos lleven bombas, kalashnikov, granadas y demás arsenal y se puedan permitir el lujo de atrapar a los barcos que les da la gana ?. ¿ Para qué está la Unión Europea, la ONU y demás organismos oficiales ?. ¿ Porqué no se devuelven a los dos mierdas esos que tenemos rulando de juzgado en juzgado perdiendo el tiempo en pensar si son menores o no ?. Sólo espero que ningún pescador pueda morir en esta aventura piratil, muchos no le perdonarían al gobierno que no hubieran sabido negociar en condiciones.

* El alcalde de El Ejido se lleva 150.000 millones de pesetas y no pasa nada. ¿ Alguien se ha parado a pensar cuántas cosas se podían hacer con ese dinero, cuántos colegios, parques, equipamientos y demás, cuántos parados se podrían quitar de las oficinas del INEM ?. A ese tío, al igual que a otros más como los de Cataluña o Valencia habría que hacerlos devolver todo el dinero con intereses como pasa contigo o conmigo cuando no pago a Hacienda o la Seguridad Social, o bien darles un escarmiento público ante todo el país, además de cumplir la máxima pena posible.

* Los políticos del PSOE y del PP a lo suyo. Unos sin saber dar soluciones prácticas a los problemas diarios, con ocurrencias improvisadas, sin pensar en lo que se puede hacer realmente y los otros en sus peleas de perros rabiosos dándose dentelladas entre ellos, a ver quién hace más daño a quién.

* Un hombre es condenado a tres años de prisión en Alabama por tener relaciones sexuales con un caballo. El juez estimó que lo estaba violando y que era reincidente. Ver para creer.

* A Jorge Javier Vázquez le dan un premio Ondas por ser un periodista " innovador ", no se me ocurre un sinónimo para aplicarle esa palabra a este ¿ personaje ?. No pensaba que los Ondas pudieran caer tan bajo.

* Jesulín invita a su casa a Antena 3 y es éxito de audiencia ( prometo cuento mañana en relación con esto ). Nunca unos bichos disecados en un salón pudieron ser tan famosos.

Y por último, y en estrecha relación con lo anterior, Belén Esteban presentará las campanadas de Navidad en Telecinco.

Definitivamente, me entran ganas de irme del país.

" Castaño del Robledo ".



En la sierra de Huelva cada pueblo, cada aldea tiene chispa, personalidad, vida.
Castaño es uno de ellos. Con dos iglesias, la segunda a medio construir, sorprenden las grandes dimensiones que presenta.
Tiene solo cuatrocientos habitantes, pero invito a conocer este lugar, sobre todo en esta época, donde se pueden disfrutar de antiquísimos bosques de castaños y todos lo que el cerdo ofrece.

miércoles, 4 de noviembre de 2009

Peña de Arias Montano







Hay lugares que tienen algo especial, chispa, magia.
La Peña de Arias Montano es uno de ellos. No es extraño que el pensador se retirase allí hace cuatrocientos años a reflexionar.
Con Alájar abajo, el mirador es impresionante.
La Sierra de Aracena tiene pueblos auténticos, diferentes.



El balneario

Ayer me avisaron de que tenía que ingresar durante un mes en el hospital para un tratamiento preventivo. No hay problema porque ya hace mucho tiempo que lo tenía previsto. Pero hoy, que ya he llegado, que estoy sólo y aislado en una habitación, me hago muchas reflexiones:

Un mes sin ver a mis niños, sin pasear por el parque, sin cafetitos en el bar, sin besos.

Un mes sin tocar el mar, sin salir de estas cuatro paredes, nada más que para análisis.

Un mes sin jugar a la pelota, sin ir a museos, sin tantas cosas.

Aquí puedo ver la tele, escribir, leer mucho, jugar al ordenador, hablar, hablar y hablar, descansar,

¿ Qué es un mes comparado con toda la vida para disfrutar ?.

Pues está claro, nada.

lunes, 2 de noviembre de 2009

Parque de María Luisa


" Puesta de Sol de otoño en el Parque de María Luisa "

José Luis López Vázquez

Como Agustín González, Fernando Fernán Gómez, Fernando Rey, Adolfo Marsillach y otros genios que se nos fueron, hará falta que se nos haya muerto José Luis López Vázquez para que reconozcamos su valía como actor de cine, teatro y televisión.
Qué pena que los homenajes no se hagan en vida a los que se lo merecen.
Ahora empiezo a lamentarme por no haberlo visto en ninguna obra de teatro.
Esperemos que no caiga en el saco del olvido.

lunes, 26 de octubre de 2009

" Los funerales del Papá Grande "

Las campanas del pueblo repicaban misa de difuntos. Eran las doce de la mañana de un día caluroso de verano.
La iglesia estaba situada en la parte más alta, desde allí se podía divisar todo el mar Mediterráneo. Para llegar hasta ella había que subir una cuesta muy empinada de no menos un kilómetro y los coches allí no podían llegar por la estrechez de la calle, así que el féretro hubo que trasladarlo desde la parte baja a cuestas.
Aquella no era una opción fácil porque el muerto no era un muerto cualquiera. Don Jorge Alvarez de Sotomayor y Sotomayor ( El último apellido había sido añadido por él como signo de distinción ) pesaba al momento de su defunción ciento ochenta kilos de orondez. Por algo era conocido en el pueblo como el Papá Grande.
Los vecinos habían ido acudiendo desde primera hora de la mañana, cuando la humedad y las altas temperaturas todavía no se notaban demasiado. El templo era un bullir de abanicos y cuchicheos de las mujeres, mientras los hombres aguardaban en la puerta charlando entre ellos.
Cuando el coche fúnebre aparcó a la entrada de la calle principal, quince hombres se acercaron para tirar de la caja y sacarla. Entre todos pudieron apoyarla en unas banquetas preparadas para la ocasión, cogieron fuerzas y empezaron a subir la cuesta.
Algunos sudaban, otros se quejaban, los más no podían ni hablar, nadie lloraba por él. La joven viuda iba agarrada a una de las hijas del Papá Grande, la única de los cinco que había acudido al entierro. Los cuatro restantes, aunque habían sido avisados, ni siquiera hicieron intento por acudir. El mayor dijo " que se pudra ", la más pequeña comentó " yo hace quince años y diez días que ya no tengo padre " y los otros dos no soltaron lágrima alguna.
A medio camino, uno de los hombres ni siquiera pudo avisar, cayó en redondo sobre los adoquines, y allí fue a socorrerle el médico que iba atrás, en previsión de lo que podía pasar. Lo relevó otro hombre escuchimizado que apenas llegaba con sus brazos al féretro.
Y es que el Papá Grande había sido puñetero hasta en los preparativos de su muerte: Dejó escrito que el entierro debía ser a la hora de más calor del día y lo tenían que llevar sus trabajadores, todos. E incluso dejó dicho al capataz de su finca, que vigilara si alguno no cumplía para despedirlo ese mismo día. El cuerpo debía ser incinerado y repartidas sus cenizas en un gran velero blanco cinco millas mar adentro.
Tras tres cuartos de hora de subida, tres desmayos y un síncope, llegaron a la Iglesia donde sonó el himno de su país, como si fuera una persona importante. El cura en un principio se había opuesto, pero los euros que depositó en el cepillo hicieron el resto.
El cuerpo fue depositado en el altar, con doscientas coronas de flores, uno por cada habitante. Habían tenido que abonar obligatoriamente treinta euros cada uno a la única floristería del pueblo, que por supuesto era también del Papá Grande.
El cura empezó a alabar las venturas y gracias del Papá Grande hasta que en el silencio de la oración y la confesión de los pecados se oyó:
" Cabrón ".
" Cabrón ".
" Desgraciado ".
" Putón ".
" Degenerado ".
Las mujeres y hombres que llenaban la Iglesia se miraron unos a otros escandalizados, hasta que pudieron ver cómo un grupo de seis chicas entraban por las puertas abiertas, una detrás de otra, a cual más joven, atravesaban la calle principal seguidas de los ojos de todo el pueblo y se paraban delante del altar.
Cuando llegaron allí, la viuda se levantó y les hizo frente.
La tierra se paró en aquél instante, ni siquiera los abanicos se movían.
Por fin, la jovencísima viuda les dijo en un tono que no aceptaba réplica " Todo lo que habéis dicho es verdad, sé que se acostaba con vosotras por dinero, que os prometía la herencia, que con más de una tiene hijos pequeños no reconocidos, que ha abusado de todos y de todo.
Por eso, padre, le digo, que este hombre no merece ser enterrado, que no merece estos honores, que si hay un Dios no puede acogerlo a él en su seno, que nos ha tenido atemorizados a todos durante demasiados años.
Así que pediría por favor que nos quitásemos todos nuestras ataduras y démole el entierro que se merece ".
Los hombres primero y luego las mujeres empezaron a chillar y a gritar, todo era algarabía y llantos de alegría y emoción.
Cuando alguien apareció con un carromato de dos ruedas en la puerta, la locura se desató.
Había pelea por coger al Papá Grande. Forzaron el féretro y lo sacaron de él. Lo metieron en el carromato entre no menos de cuarenta y lo empujaron calle abajo.
Nadie se paró a contemplar desde arriba, los niños corrían, los ancianos corrían, los hombres corrían, las mujeres corrían, todo el pueblo corría.
Nadie se quiso perder cómo el Papá Grande se despeñaba por el acantilado y acababa en el mar con carromato incluído.

miércoles, 21 de octubre de 2009

Soñar es gratuito

El señor Carrefour dormía siempre sólo.

No estaba ni soltero ni viudo, no, es que la señora Carrefour dormía en habitación aparte.


Una madrugada el señor Carrefour había soñado con su empresa. Y la idea que surgió de aquella noche fue tan brillante que la empresa subió sus ventas en sólo un mes en un cinco por ciento.

Al poco tiempo, el señor Carrefour volvió a soñar con proyectos de expansión, con nuevas medidas que en esa misma mañana se pusieron en marcha con resultados magníficos.


Los técnicos de la empresa Carrefour decidieron entonces aplicar la técnica del psicoanálisis y conectaron a la cabeza del señor Carrefour unos cables que recogían las ideas que éste iba teniendo en sus sueños. Así, lograron captar hasta el más mínimo detalle de sus brillantes propuestas.

Surgieron ideas como el 3x2, los aniversarios Carrefour, las marcas Carrefour, las tarjetas ahorro y otras que hicieron ser su empresa la número uno.
Tenían tan pulidas las transformaciones de los sueños que se ejecutaban las mañanas siguientes.
El señor Carrefour ya ni preguntaba.
Un día vio por la televisión que los pobres buscaban en los contenedores de basura de sus supermercados Carrefour los productos caducados y por la noche soñó con instalarles cajeros para revenderles a bajo coste esos productos. Al otro día, cada cinco contenedores había un cajero.
El señor y la señora Carrefour no tenían hijos, pues ambos siempre habían manifestado esa voluntaria decisión, ya que un niño les robaba tiempo para sus quehaceres y hobbies diarios.
Una tarde de lluvia llegaron a su puerta dos niños pidiendo algo de comida. El abrió por cortesía, pero les dijo que la señora Carrefour no estaba en casa ( La señora Carrefour tenía cita de cinco a siete con su peluquera particular que por supuesto venía a la casa de los señores Carrefour y esas horas no estaba para nadie ) y que él no tenía la llave de la despensa. Los niños se marcharon arrastrando sus pantalones llenos de barro a la casa siguiente.
Esa noche los sensores conectados a la cabeza del señor Carrefour registraron ideas difusas, divergentes y contradictorias entre sí, pero a las cinco de la madrugada tenían confeccionada la medida para el día siguiente. El señor Carrefour siempre se levantaba a las 06.00 horas, pero esa mañana era viernes su cuerpo no fue capaz de despertarse hasta las doce y media del mediodía.
Cuando encendió el móvil, trescientos cincuenta mensajes al unísono bloquearon la memoria del teléfono, uno por cada supermercado del país.
Aunque la policía había acudido a la llamada de socorro de la seguridad privada, la avalancha era imposible de detener. El señor Carrefour había soñado que durante una semana, la compra sería gratis para todos los pobres, simplemente había que ir vestido como tal.
El señor Carrefour se derrengó sobre la cama, bajó las persianas y buscó la pistola que tenía en el segundo cajón de su mesilla de noche.

lunes, 19 de octubre de 2009

Los cuentos

Dice Jorge Bucay que los cuentos sirven para dormir a los niños y para depertar a los adultos.

Cuanta razón tiene.

Yo estoy descubriendo tarde los cuentos, pero estoy aprendiendo bastante. Aconsejo, para el que quiera disfrutar de relatos cortos:

- Cuentos para pensar , de Jorge Bucay.

- Cuentos perversos, de Javier Tomeo.

- Cualquiera que escriba Luis del Val.

domingo, 18 de octubre de 2009

Anuncios breves

Este fin de semana playero me ha dado por inventar algunos anuncios por palabras. Aquí os dejo las ocurrencias:

- Busco personas con quienes compartir momentos de soledad.
Dirección: Cementerio de París. Panteón 1152-c.

- Galeón hundido y abandonado busca la gloria.

- Regalo a mi cabra Lola porque se nos acabó el amor.

- Valla oxidada busca zanja para sentirse útil.

- Cambio besos por abrazos.

- Asesino múltiple solicita confesor discreto.

- Cambio bote neumático a estrenar por trasatlántico usado.

- Perdido consolador: Es blanco por arriba, negro y rugoso por abajo. Responde al nombre de Cuqui.

Se recompensará generosamente. Razón: Mari Pi.

- Chino de ciento veinte años busca lugar donde morir.

- Actor de los años setenta en paro busca personas a quién contar batallitas.

viernes, 16 de octubre de 2009

Aire

Este es el primer cuento que escribí y ya apareció una vez en este blog.

Pero ahora lo traigo de nuevo porque será el primer cuento del libro " Mil caras de un prisma , cuentos entre lo cotidiano e irreal ".

¿ Cuando saldrá ?.

Sólo Dios y la imprenta, por este orden, lo sabrán.

Espero que muy pronto.

Ahí queda.


Ni Facinas era Macondo, ni su apellido era Buendía, ni oiría hablar en su mísera vida de las historias de “ Cien Años de Soledad “, pero Manuel Navarro, conocido por todos como Manolito, sentía muy cerca a los muertos. No sólo porque el cementerio estaba a escasos metros de su casa, sino porque a él, precisamente a él, se le aparecían sus muertos particulares.

Todo comenzó aquella noche de fuerte levante, muchos años atrás, imposible recordar la fecha, cuando llegó a su casa, ya de madrugada, con alguna copa de más. Empujó la puertezuela de madera, medio caída ya por el paso de los años, fue a poner la botella de vino en el suelo y al ir a tumbarse en el camastro de madera, notó como en la habitación no estaba sólo, había alguien; Fue a encender la luz, pero ésta no funcionaba, tambaleándose entre montones de botellas llegó hasta la ventana. Consiguió abrirla no sin poco esfuerzo, la luz de la luna llena entraba poderosa. Manuel miró hacia atrás, y lo que vio le dejó boquiabierto, paralizado. Un escalofrío le recorrió todo el cuerpo, comenzó a sudar y quiso gritar, pero la voz no le salía. Frente a él estaba su padre, su verdadero padre muerto veinte años antes. La sombra se fue acercando hasta quedar a un metro escaso de su cara. No cabía duda, era él, el mismo rostro, idéntica figura desgarbada, la gabardina oscura de siempre.
Quiso tocarle pero la figura retrocedió: Comenzó a hablarle con la misma voz que él recordaba, pero más serena. Manuel, que así se había llamado en vida, le contó que como espíritu había sido enviado para velar por él y que a partir de ese momento, todas las noches de levante vendría a verle. No debería tener miedo, pues no era más que una sombra, y como tal no podría hacerle daño. Solamente le advirtió que su aparición no podría comentársela a nadie, y que a aquella habitación no podría entrar persona alguna, ni de día ni de noche. Si esto ocurría, el destino actuaría.
Tal como vino, aquella sombra se marchó.
Cuando despertó, ya bien entrada la mañana, medio aturdido, no sabía si lo que había visto era un sueño fruto de la borrachera o no, pero una sensación rara pasó fugazmente por su mente y recordó la advertencia.



A mediodía bajó al bar, pero por prudencia no comentó nada a nadie. Continuó bebiendo y hablando con uno y otro vecino hasta que el sol comenzó a desaparecer por el horizonte. Miró el reloj del local y se dijo que era la hora de subir a su casa. Pagó su botella de vino de Chiclana acostumbrada casi a diario y a trompicones subió la calle, más por el viento que le empujaba hacia abajo que por el alcohol acumulado. Abrió con reservas la puerta de la casa, pero dentro no había nadie.
Tras comer un poco de queso con pan que tenía en una talega, bebió a pulso el litro de vino y se quedó dormido. En algún momento de madrugada despertó, el viento soplaba con tal intensidad que parecía que más que silbar, quería hablarle. Estaba tapado con una manta, pero aún así sentía frío. Esta vez no tuvo miedo cuando volvió a aparecer a su padre, pero sí dio un respingo de la cama cuando la vio, era ella; no supo si la sorpresa venía de ver aparecer a más de una sombra o de que ésta fuera su madre, doña Juana, esa figura pequeña, menuda, triste.
Comenzó a hablarle con una voz pausada, calmada, serena; Esta vez no intentó tocarla pero sí se sintió cómodo con ella, hablaron de la infancia de ambos, los momentos de felicidad vividos, les reprochó su falta de cariño y así continuaron hasta que la primera luz entró por la ventana.

El domingo apareció radiante, sin asomo de viento alguno. Volvió a bajar al centro del pueblo a beber y aunque tentado estuvo de contar lo vivido la noche antes, cayó por prudencia.

Fue un invierno de viento fuerte de levante, y así lo recuerdan los mayores del lugar porque apenas sopló algún día de norte y ninguno de poniente. Muchos días continuados de aire desesperan a cualquiera, porque es difícil acostumbrarse, pero para Manolito fueron fechas exultantes de hablar con “ sus gentes “, porque cada noche venía algún muerto nuevo a verle, siempre Juana y Manuel con ellos.

Los vecinos de la calle oían todas las noches la voz de aquel borracho con nitidez entre aullidos del viento.

Quizás fueran los mejores momentos de felicidad en la vida de Manuel Navarro, aquellos en los que pudo transmitir sus sentimientos sin ser tomado por un loco y oír las historias de los suyos.

Todo ocurrió una mañana de lunes en la que el bar del mercado estaba desierto, eran las 9,30 horas y extrañamente Manolito bajó a comprar carne, ya que apenas comía. Comenzó a hablar con José Luis del levante y ésta vez no pudo contenerse.
Le contó lo que llevaba tanto tiempo callando, con profusión de detalles, de sus encuentros, de sus visitas y era tanta la fluidez en sus palabras que el barman no pudo por menos que sorprenderse, apenas pestañeaba. Manuel Navarro se sintió por un día importante. Cuando comenzaron a llegar algunos vecinos, éste calló y en ese momento se dio cuenta del error que había cometido.
Aquella noche nadie oyó al parlanchín aunque el viento de levante que soplaba con intensidad hubiera podido llevar su voz hasta el fondo de la calle. Dos días después, Antonio el vecino mayor tocaba en la puerta de su casa, pero ni una contestación. Se alarmó y fue a buscar a Juana, la viuda que vivía dos casas más abajo, que sabía que era una mujer valiente que no tenía miedo a nada. De un empujón abrieron la puerta y encontraron a Manolito tumbado en la cama, yacente, con la boca abierta y los ojos desencajados. Juana había visto muchos muertos pero éste parecía diferente, era como si el alma hubiese escapado del cuerpo. En el cuarto hacía un frío raro. Tras avisar al médico éste certificó su muerte, llevándoselo a la hora.

La vecina Juana salió la última de la habitación y mientras entornaba la puerta miró hacia atrás; Por un momento creyó ver algo que se movió por el espejo.
Cerró definitivamente pero no dijo nada.

Desde ese día Manuel Navarro es una sombra más.

miércoles, 14 de octubre de 2009

Un día en el zoo

Las instalaciones del zoológico permanecían abiertas pero no se esperaba a nadie.
Los colegios que estaban concertados habían suspendido su visita, pues había dado lluvia durante todo el día.
Y así comenzó la mañana, agua y más agua impenitente.
La cajera leía un libro en la caseta de información cuando un hombre tocó la ventana.
- Quisiera visitar el zoo.
Señor, ha visto usted la que está cayendo. Muchos animales no salen en días como hoy y no hay espectáculos programados.
- No importa, sólo quiero dar un paseo bajo la lluvia y ver el comportamiento de algunos de ellos.
Está bien, pero le reitero que hoy no es buen día. Ahí tiene su billete.
- Gracias.
El hombre se ayudaba de un bastón y fue viendo primero los diferentes monos, orangutanes, mandriles, continuó en el terrario cuando arreciaba el chaparrón y cuando escampó siguió disfrutando del olor de los árboles mojados, del sonido de las gotas cayendo sobre el suelo y de los leones marinos que no paraban de danzar bajo el agua.
Se acercó a la jaula del elefante, luego de las jirafas que lo miraban extrañado y llegó a una especie de piscina rectangular con el agua muy sucia.
No se paró a leer los carteles informativos, las gafas que traían eran para ver de lejos.
Cada cierto tiempo, unas pompas salían a la superficie, pero el hombre siguió acercándose, pues la curiosidad le podía.
Aprovechó que nadie lo miraba para, no sin esfuerzo, bajar hasta la base de la piscina.
De pronto, la grandiosa boca de un hipopótamo salió del fondo del agua para engullirlo con bastón incluído.
Evidentemente, no había sido un buen día de visita.

martes, 13 de octubre de 2009

Hipocondria

El colchón de la cama de matrimonio sobre el que hemos dormido cinco noches es duro pero permite descansar la espalda.
Si fuera hipocondríaco o aprensivo quizás no hubiera dormido en ella.
Hace diez años, allí murió el tío de mi mujer de un infarto. En esa misma cama.
Su foto me hacía compañía en la mesita de noche. Me miraba y recordaba los gestos y la fortaleza que mostraba ese hombre.
No vino ningún espíritu a verme ni noté nada raro.
Ni siquiera se lo comenté a mi mujer, me hubiera tomado por tonto, o quizás hubiera pensado:
! Desde que escribes cuentos tu cabeza tiene demasiados pajaritos !.
Simplemente me acordé de ello la segunda noche y quise escribir esta anécdota.
Ahora que lo pienso, ¿ Realmente no estaré dándole demasiadas vueltas a un asunto tan tonto como dormir en una cama donde otros han fallecido ?.
A lo mejor es que me estaré volviendo un poco raro, o no, no lo sé.

Una ciudad atractiva



A mi vuelta vía aeropuerto con retraso de vueling incluido, puedo testificar que me vengo con la misma impresión con la que me fui.


Barcelona es una ciudad condenadamente atractiva. Y eso que esta vez he visto La Sagrada Familia de lejos, muy lejos, que no hemos hecho apenas recorridos del barrio Gótico, ni de Dalí, ni de Picasso, ni de Gaudí. Pero hay una, no muchas ciudades en una.




Esta vez, como íbamos con niños nos tocó la Barcelona de los zoológicos, acuarios y Tibidabo.





No faltó un paseíto por las Ramblas, con sus geniales mimos, a cual más original. Prometo reportaje fotográfico los próximos días.


Maravillosas las vistas desde la montaña del Tibidabo. Es visita indispensable para hacerse una idea de la grandiosidad de la ciudad.


Pero si algo no esperaba era la Torre Agbar, y eso que la vimos desde lejos. Impresionante, lo mire como lo mire. Ahí os dejo una postal de la visión para que la disfrutéis.


El metro, el funicular, el tranvía, todo es diferente allí, y funcionan como relojes perfectamente ensamblados. No hay esperas de veinte minutos ni nada de eso.


Las historias del metro dan para muchas páginas.


Espero estrujarme un poco los sesos para saber construirlas.





miércoles, 7 de octubre de 2009

Barcelona

Se acerca el gran momento, ya queda menos para...

En una semana espero dar noticias concretas.

Mañana salimos para Barcelona hasta el martes.

Prometo contar alguna historia vivida o foto interesante.

Hasta pronto.

lunes, 5 de octubre de 2009

Qué te diría yo




¿ Qué te diría yo ?.


Que tus abrazos me suben el ánimo cuando estoy decaído.

Que un ! papá !, provoca en mí una alegría infinita.


Que tus besos apagan mi cansancio.

Que tu sonrisa es mi felicidad.

Que tu dolor es el mío.

Que cuando tú sufres yo también.

¿ Qué te diría ?

Si cuando das esos pequeños pasitos y te echas en mis brazos me siento el ser más lleno del mundo.

Que bendita sea la hora en qué naciste.

Que irradias alegría por cada poro de tu piel.

Que muestras el mismo cariño con tu mamá y tus hermanos.

¿ Qué te diría yo ?

Simplemente que te quiero.











La fuente de ...

José Luis duerme y sueña con pasar a la historia... cuando:

¿ Eh, qué pasa ?.

José Luis enciende la luz, mira el reloj, las cinco de la mañana; Pega un respingo de la cama cuando ve a su hija menor al lado suyo.

Papá, te están llamando al móvil.

¿ Pero hija, hasta para acostarte te tienes que vestir de gótica ?.

Tú nos dijiste a mi hermana y a mí que teníamos que mantener nuestra identidad contra viento y marea. Hemos decidido que el pijama es de carcas. Toma el teléfono.

¿ Diga ?. Mari Tere, ¿ Porqué me llamas de un número desconocido ?.

Es que las líneas podrían estar pinchadas y el barbas podría enterarse.

Pero, ¿ qué es eso tan urgente ?.

Presidente, ¿ Está acostado aún ?.

Pues claro, son las cinco.

Siéntese que la noticia es gorda.

No me digas que Aznar se presenta de nuevo.

La cosa es más seria. Esta tarde unos campesinos de Fuente del Arco la han descubierto.

¿ El qué, a qué viene tanto misterio ?.

Han descubierto la fuente que lo limpia todo, principalmente la corrupción.

Dios, es impresionante.

Sí, presidente, cualquiera de los que usted piensa y que no se atreve a decir entra allí y sale inmaculado.

Pero habrá que probarla con alguien.

Bueno, pensé en Manolo, ya sabes que lo está pasando mal. El lo necesita más que nadie.

Esta bien, este fin de semana cancela todas los mitines que tenemos una visita discreta a Fuente todo el partido.

Presidente, la fuente tiene una pequeña pega.

No me mes más sustos, Mari Tere, que últimamente no estoy para muchos trotes.

Eso se lo tengo que decir en persona.

En el transcurso de un mes, todos los dirigentes del PSOE aparecieron rubios y con melena, incluso los calvos.

domingo, 4 de octubre de 2009

Juan Notario

Hoy ha muerto un gran hombre.

Juan Notario nos ha dejado cuando aún podía ofrecer cosas interesantes.

Para los que no sean de Facinas, quizás no les diga nada este nombre, pero para mí era alguien al que me unía un aprecio mutuo y correspondido.

Con esa voz rota en los últimos años, Juan, tú y yo tenemos pendiente ese libro del que tantas veces hablamos.

No te preocupes allá donde estés que saldrá y entonces dirás:

! Bravo, Juanito.!

Descanse en paz.

jueves, 1 de octubre de 2009

" Secreto de confesión "

Iglesia del Sagrario. Catedral de Sevilla.

Domingo, 8.45 tarde.

28 de Febrero de 1945


El padre Romualdo ha terminado la misa de ocho y se dispone a cerrar las puertas del templo.

Al ir a entornar la principal, pega un respingo cuando un hombre pega dos golpes en ella.

¿ Qué quieres a estas horas, hijo mío ?.

Padre, necesito que me confiese.

¿ Ahora ?.

Sí, padre, los remordimientos no me dejan dormir, llevo muchas noches así.

¿No puedes esperar hasta mañana?.

No, padre, mañana puede ser demasiado tarde.

Esta bien, hijo, me volveré a poner los hábitos.

Pasa al confesionario.

¿ Qué es eso tan grave ?.

Padre, la cosa empezó hace dos años. Usted sabe que yo estoy casado por la Iglesia y tengo dos niños que alimentar. No tengo trabajo y estábamos desesperados. Así que no me quedó más remedio que aceptar los encargos.

¿ Hijo, qué tipo de encargos ?.

Bueno, padre, me cuesta un poco de trabajo confesárselos.

Pero, Andrés, para eso estás aquí.

Está bien, don Romualdo, le contaré:

Me confieso de que durante dos años he tenido que matar.

¿ Qué me estás contando ?.

Sí, cada noche me hacían dos o tres encargos y durante la madrugada los ejecutaba.

El padre sudaba a chorros. No sabía qué preguntar. Se planteaba cómo actuar en esos casos, pues nunca había oído confesión igual.

Andrés, ¿ Qué hacías con los cuerpos ?.

Pues los llevaba donde me decía.

¿ Quién te lo decía ?.

No sé si debo mencionarlo.

Tienes que decírmelo.

Me los encargaba Rafael.

¿ El carnicero ?.

Sí, padre, el carnicero.

Don Romualdo se tapó la boca, las arcadas le podían.

Con un hilo de voz apenas audible, le preguntó:

¿ A Hijo cuantas personas has matado en todo este tiempo ?.

Andrés lo miró extrañado y contestó:

No padre, lo que yo mataba eran gatos, gatos que vendía Rafael por liebres.

miércoles, 30 de septiembre de 2009

" En el oscuro corazón del bosque "

Cuento para pensar:
Sabía que estaba allí, al fondo del camino, pero nunca me atreví a adentrarme en él.
El bosque era un lugar donde se concentraban todos mis miedos.
Toda mi vida teniéndolo ahí, una sombra tenebrosa.
Cuando tuve veinte años intenté vencer mi resistencia, pero lo más que hice fue llegar hasta los primeros árboles, girarme y correr de vuelta hasta mi casa.
Hasta que con cuarenta años llegó mi oportunidad, el momento definitivo.
Mi hijo pequeño se había perdido en lo intrincado del bosque. Estaba jugando con sus hermanos, cuando se despistó.
Los hermanos mayores me miraban implorándome que fuera a buscarlo. Les dije que se quedaran dentro de casa y me dirigí con paso firme hasta el final del camino.
Cuando entré, las copas más altas no dejaban apenas entrar la luz, la imagen era fantasmagórica. Todos los fantasmas tomaron forma y vida en mi cabeza.
Allí estaban mostrándose en forma de árboles con cara tenebrosa.
Algo dentro de mí estalló, solamente veía la cara de mi hijo pequeño en cada uno de aquellos seres inanimados y comencé a gritar, a llamarlo a voces hasta que apareció acurrucado entre las ramas de una acacia.
Allí, en el oscuro corazón del bosque, descubrí mi verdadero yo.

El colegio de nuestra generación



Este fin de semana apareció por mi casa de Facinas este libro que me hizo recordar mis tiempos en el colegio.

Eran otros tiempos...

Nadie conocía lo que era un ordenador, por supuesto; en el pueblo solamente una persona tenía uno.

No se estudiaba inglés, dábamos francés, y además con libros como éste, que eran amenos, divertidos y con aventuras. Desde luego, aprendimos bastante francés en clase.

Ningún niño llevaba botellas de agua, la fuente estaba para algo.

En el patio jugábamos al baloncesto, balonmano y por supuesto futbito. No había malos rollos.

En la biblioteca descubrí los libros de Julio Verne. Pero había uno que era el que más destacaba, era el libro verde de la sexualidad. Lo veíamos como algo prohibido.

Representábamos obras de teatro, me acuerdo de " Doña Rosita la Soltera o el lenguaje de las flores ", y la que dejamos inacabada, " El mercader de Venecia ", de Shakespeare.

A casi todos los maestros había que llamarles por don, ( recuerdo aún a don Francisco, probablemente el profesor más nefasto que pasó por Facinas, ese que clavaba el anillazo de oro en la cabeza en menos que cantaba un gallo, y que se decía que había aprobado a más de uno por los regalos de los padres de los niños, entre ellos, algún canario que otro, con jaula incluída ).Uno de los que más nos enseñó fue Manolo García, el eterno enamorado de Granada y García Lorca, que nos inculcó el amor por la literatura.

De Castro aprendimos además de geografía, algo de la otra vida, la que estaba fuera de las paredes del colegio.

Con Don Melchor hicimos multitud de experimentos, entre ellos, disolver una lagartija en ácido sulfúrico. Desde luego, el tío se lo curraba.

Las tardes eran para jugar a la pelota y romper zapatos hasta que anochecía.

Estudiamos bastante y aprendimos más.

Ni móviles, ni maquinitas, ni niñas ( el asunto de las modas, los pelados, la edad del pavo, y el ligoteo lo dejaremos para otro día, por lo patético del asunto ).

No me atrevo a compararnos con nuestros estudiantes actuales, no somos ni mejores ni peores.

Simplemente eran otros tiempos.

lunes, 28 de septiembre de 2009

Puesta de sol en Facinas


La llegada del otoño nos trae estas imágenes.

Los atardeceres en Facinas no desmerecen otros lugares con fama conseguida.

Quizás sean de las pocas imágenes bellas que puedan ofrecer los molinos de aire en el paisaje roto por ellos mismos.

Os invito a venir a verlas.






miércoles, 23 de septiembre de 2009

El recuerdo

Su mente apenas podía recordarla.

Hacía ya diez años que se había marchado, cada día que pasaba la imagen de ella se iba diluyendo de su cabeza.

Tenues recuerdos, retazos de la vida que iban y venían sin orden ni concierto.

En esos momentos se agarraba a la medalla que le colgaba del cuello: En el anverso su cara, en el reverso, su nombre, María.

Hasta aquel maldito día que salió a dar un paseo, con la mala fortuna de que el viento le hizo caer, haciéndose una brecha en la cabeza.

En el hospital le vendaron toda la frente y a los dos días volvió a su casa.

Llegó dolorido por fuera, y por dentro. Se sentía aturdido, los recuerdos no aparecían y cuando se agarró a la medalla, ésta no estaba.

Lloró, lloró y lloró desesperado.

Un día, otro, otro, otro, hasta que se atrevió a salir a la calle.

Frente a su casa un jardín, y en él, un rosal de rosas rojas.

Se acercó y las olió.

María apareció en toda su intensidad, sus gestos, sus ojos, incluso su voz se aclararon en el cerebro de él.

Cuando murió, Pedro fue enterrado con un ramo de rosas rojas, tal como había dejado escrito.

martes, 22 de septiembre de 2009

" Perdido en el C&A "

La tarde se torció el día antes, cuando ella me dijo:

Mañana quedamos para ir a comprarte ropa a Los Arcos a las seis y media.

Se jodió el plan, pensé yo. La tarde de aventuras con mis tres niños por esos mundos campestres había que suspenderla y se imponía un plan alternativo. Así que cambiamos de planes y pasamos un buen rato en la biblioteca, hasta que a Antoñito se le ocurrió echar mano de media estantería de las películas y tirarlas todas al suelo.

Llegué un poco tarde al centro comercial, demorándome con no me acuerdo que excusa.

Aunque ya había tomado un café, pedí una mariconada que algunas veces acostumbro, para engañarme a mí mismo y decirme que me he tomado hoy tres, sí eso, un descafeinado de máquina.

Cuando llegué a C&A, ya tenía ella media tienda comprada. Bueno, un poco exagerado.

Pero empezó a surgir en mi cabeza el sentimiento de hombre perchero, el que porta los bultos.

Mis ojos se distrajeron un poco mirando a las dependientas, que tienen fama, pero hoy no era el mejor día.

Hicimos una primera cola en la caja, rápida.

Algún personaje extraño aquí y allá, esos que te llaman la atención por su vestimenta, su cara o sus gestos, pero mi nivel de distracción esta tarde no estaba muy subido.

Me ilusioné con varias camisetas para sentirme un poco más joven, todo menos lo que iba buscando, pero bueno, mis deseos de compra se habían satisfecho en doce minutos exactos, probador incluído.

Cuando mi vista se dirigía a la puerta dijo ella, vamos a mirar " en un momento " la ropa de los niños y tenemos que mirar también un regalo para los dos bebés que han nacido.

La poca estabilidad que me quedaba se desvaneció.

Miré a un marroquí paciente que esperaba en la cola con un bebé mientras su mujer seguía comprando.

Mi vista comenzó a nublarse, el aire me faltaba.

Por un momento me pareció oir al " Winie the Pooth " ( el muñeco más insulso, desagradable y pasteloso del mundo mundial ) de la estantería, que me decía " vete, huye ".

La solución me la dió un padre que pasó detrás mía cuando le dijo a su mujer, " me voy a mirar una cosa con el niño al Toysar,s ", pero me di cuenta de que yo no llevaba ningún niño a mano.

Mi gozo en un pozo.

En aquellos momentos ya no sentía los brazos y casi las piernas.

Pensaba que no saldría nunca de allí cuando una luz se encendió.

Eran las ocho y media cuando le dije con cara de corderito degollado: Me voy que hay que bañar a los niños.

Me miró, sonrió y me dió un beso.

No sé si bajé las escaleras mecánicas o volé sobre ellas.

Por fin libre, aire, aire.

Aquí acaba mi tarde de aventuras en un centro comercial.

lunes, 21 de septiembre de 2009

Teníamos un sueño

La cita era el martes a la anochecida en la playa cercana al pueblecito de Fardiwa.

Durante dos meses se habían dedicado a trabajar como mulos para ahorrar el máximo de dirhans posibles.

Ahmed, Rachid, Kaled, Mustapha y el pequeño Mohamed se juraron no decir nada de aquella aventura a sus padres.

El riesgo era grande, pero Alá y la destreza del mayor, Rachid, les llevaría a buen puerto.

Subieron al bote con una pequeña mochila cada uno y empezaron a remar.

La noche estaba oscura, muy oscura.

Con un ligero viento de poniente, las fuerzas de los cinco chicos y un poco de suerte llegarían pronto al otro lado del estrecho.

Tenían miedo, pero las ganas de llegar y lo que les esperaba consumaba todas sus dichas.

Cuando llegaran a la costa, un hermano mayor de Rachid, al que habían avisado por móvil, los estaría esperando para llevarlos a Málaga, su destino.

De pronto, el viento cambió y el levante empezó a soplar alejándolos de España. Los más pequeños comenzaron a llorar y los mayores apretaron los dientes para remar con más fuerza, pero las corrientes y el maldito aire eran cada vez más fuertes.

Pronto la comida empezó a escasear y rezaban para que las olas no tumbasen la frágil lancha.

A los dos días un patrullero de la Guardia Civil los rescató en la Isla de Tarifa.

Cuando la Cruz Roja los socorrió, estaban muertos de frío y hambre.

Preguntaron qué día era y les dijeron que martes.

Se miraron todos y sonrieron. Aún quedaban cinco días para el gran partido, aunque se tornó en llanto cuando les dijeron que serían deportados de nuevo a Marruecos los días siguientes cuando se recuperaran.

El sueño de conocer a Messi se había desvanecido.

Los cinco vestían camisetas del Barcelona.