Ha muerto Vicente Ferrer, el hombre que rompió con la hipocresía y la burocracia de la Iglesia para dedicarse durante toda su vida a lo que siempre quiso, a ayudar a los pobres de la India, a los más desfavorecidos, a los sin techo, a los que no tenían nada.
Hay personas que mueren en vida, hay otras que viven después de muertas, pues este hombre sencillo y humilde vivió intensamente para los demás y seguramente que a partir de ahora cuidará de muchos miles de personas allá donde esté.
Que le pregunten a los hombres, mujeres y niños que le adoraban si no se merece la calificación de santo, quizás se quede pequeña.
H
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