Tomo el título del maravilloso libro escrito de Miguel Delibes como una excusa para hacer una oda al ciprés, ese árbol que une a todos los cementerios de España por lo menos, ahora que se acercan fechas señaladas para los que hemos perdido algún ser querido. Dice así:
" Eres testigo mudo de llantos y lamentos por igual.
En tus ramas das cobijo a las almas de aquellos que te rodean.
En algunos casos las empujas y trasladas hacia otros mundos.
En otros, las haces tuyas, permitiéndoles salir cuando ellas quieran.
Aunque estés rodeado por tus semejantes, la soledad vive en ti, al igual que la pena, y el desamparo.
Cada alma que te visita hace que crezcas más y más hacia el cielo, son tu alimento.
Por eso vives tantos años.
A ti te hablo y sé que me escuchas.
Solo te pediré que me cobijes algún día y que me des tu sombra ".
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